Al podio de un salto
Contador brilló y Roglic ganó Urán y Bardet relegaron a Aru
La etapa reina de los Alpes no decepcionó. Fue un etapón. En gran parte por la salsa que volvió a poner Contador, que probó la hazaña con un ataque a 125 kilómetros. No lo logró, pero dejó otra vez su sello. Igual que Roglic, saltador de esquí en sus tiempos mozos, que dio el primer triunfo a Eslovenia en el Tour. Y también Bardet, cuya insistente ofensiva en el Galibier descolgó a Fabio Aru, que se cae de los puestos del podio, ahora ocupados por Urán y por el francés, empatados a tiempo. En la primera plaza, Froome reluce de amarillo mientras tacha otro día del calendario.
Hay ciclistas valientes, indomables, ambiciosos, osados, inconformistas, agresivos, heroicos… No muchos, no crean. Pero los hay, siempre los ha habido. La épica de este deporte la han escrito ellos. Y luego hay otros que prefieren conservar, especular, defender premios menores… Son más, por desgracia. Aunque, a la larga, de ellos no se acordará nadie.
A esos primeros pertenece Contador. No importa que encadene caídas, averías, crisis o cunetazos. A cada desgracia ha respondido siempre con un gesto de campeón. Y a los segundos pertenecen otros como Meintjes y Simon Yates, cuyos equipos, el UAE y el Orica, se dedicaron ayer a tirar del grupo de Froome para mantener sus noveno y sexto puestos. Esa es la actitud que a cada cual le inspiraron la Croix de Fer, el Telegraphe y el Galibier, cumbres donde se han escrito bellas páginas del Tour. Unos se mantendrán en ellas con letras doradas. Otros pasarán inadvertidos en posiciones de perdedores.
En cadena. Contador atacó en las primeras rampas de la Croix de Fer. Seguramente sea su último Tour y no quiere irse por la puerta trasera. No lo va a hacer. Con él se intentó marchar su inseparable Nairo Quintana, pero en este Tour anda para pocos trotes. Se hundió. Contador continuó su cabalgada, con la mirada hacia delante, hacia ese grupo destacado donde rodaban tres compañeros del Trek: Gogl, Pantano y Mollema. Tres ciclistas que hicieron un brillante trabajo en cadena para colocarle en el grupo de cabeza, con casi cinco minutos de ventaja.
Ya en el Galibier, la alternativa era para el jefe. Todo tuyo, Alberto. Pero había otros pretendientes para esta deslumbrante jornada de los Alpes, claro. Contador se quedó con Roglic, Atapuma, Pauwels y Frank. Un quinteto de máximo nivel. A la hora de la verdad, el español no tuvo tan buenas piernas como sus rivales. Y fue alcanzado, justo en la cima, por el grupo de Froome, que coronó a un minuto y medio de Roglic, desatado en la bajada del coloso alpino.
Porque además de la etapa y de las migajas, también estaba en juego el Tour. Bardet atacó hasta cuatro veces a Froome en la ascensión. Y en cada arreón se vio sufrir a Fabio Aru, que finalmente se descolgó. El italiano se ha bajado del podio, que ahora toman Bardet y Urán, a 27 segundos del líder. El Izoard les espera hoy: penúltimo asalto.
Primoz Roglic, campeón mundial júnior por países de saltos y ganador de una etapa del Giro 2016, se lanzó en un descenso cósmico. Ni la altitud, ni la velocidad, ni las montañas le son ajenas. Y remató con un gran triunfo en Serre Chevalier, ese que Contador buscó con ahínco. Dos valientes. Un vencedor. Por cierto, Yates cedió una plaza (7º) y Meintjes la ganó (8º). Nadie les recordará por ello.