Ona caza a Mengual y desafía al imperio ruso
Su plata en solo libre, a un punto de Kolesnichenko, es la medalla 20
Ona Carbonell vivió ayer una de sus jornadas más especiales como profesional. No solo sumó su segunda plata en los Mundiales de Budapest, sino que iguala con 20 metales a Mengual y se quedó a solo un punto de Rusia. Ona desafía al imperio.
En un día de abanicos, de sudor y lágrimas, junto a un entorno idílico en el Parque de la Ciudad de Budapest, Ona Carbonell (27 años) logró una de las medallas más especiales de su carrera. Una plata emotiva en la rutina de solo libre (no olímpica), la que le encanta, donde se desata las cuerdas de los elementos técnicos obligatorios y puede lucir sus mejores habilidades. La vigésima medalla de Ona, la que le iguala a Gemma Mengual en Mundiales, sirve además como aviso a Rusia.
Las notas del tema Padam Padam de Edith Piaf resonaron en Budapest y Ona se sumergió en la piscina. Se movió con la naturalidad de un pez, sintiendo la música, bailando en el agua, dando significado a cada frase de Piaf grabada en su mente. Disfrutó Ona en cada gesto y superó la barrera de los 95 puntos (95.0333) entre sonrisas.
A la Ona artística y elegante se le ha unido una nadadora más fuerte, potente, con más masa muscular, capaz de moverse como un delfín pero también de ser un tiburón cuando sea necesario. Esa mezcla le ha hecho mejorar hasta consolidarse como una de las mejores solistas de la última década, capaz de ganar medalla por tercer Mundial seguido, algo al alcance de muy pocas a lo largo de la historia.
Por delante solo quedó una Kolesnichenko que no es inalcanzable (96.1333), pero que en su debut internacional como solista, después de recoger el testigo de Ischenko y Romashina, se ha mostrado infalible y no solo por su nacionalidad. Su potencia en la rutina de solo libre es una muestra. La robotización de sus figuras es perfecta. Sus piernas eran acordes y la piscina, un pentagrama.
Por detrás de Ona sigue pisando fuerte la ucraniana Anna Voloshyna, cuyos 93.300 la distanciaron de la japonesa Yukiko Inui (92.066). Un podio histórico para Carbonell en la mejor fotografía de su carrera.