Hugo: el sietemesino que apunta a estrella acuática
Tres oros, una plata y la admiración en el Mundial júnior
Hugo González ha derribado la puerta en estos Mundiales júnior de Indianápolis, que finalizaron en la madrugada del lunes con la cuarta medalla para el mallorquín, la tercera de oro, lograda en esta ocasión en los 200 espalda, con otro récord de los Campeonatos (1:56.69). A sus 18 años, el nadador del Real Canoe apenas durmió y cogió un vuelo a Auburn, donde desde hoy comenzará una nueva etapa con el español Sergi López, medallista olímpico en Seúl 88 y quien se encargará de convertir a Hugo en la gran estrella acuática que apunta.
No fue un 2017 fácil para el nadador afincado en Rivas Vaciamadrid. Sus dimes y diretes con la Federación, en pleno proceso de aprendizaje, le generaron una incomodidad patente en algunos mensajes por las redes sociales. Pero lo cierto es que González ya decidió el pasado otoño continuar en Estados Unidos su formación académica (estudiará Ingeniería Informática), y también la deportiva, en un grupo de entrenamiento del que han surgido numerosos medallistas olímpicos.
“Se mete en el agua y es su medio natural, se mueve relajado, como un pez. Es eficiente. No hace movimientos forzados. Eso es una virtud, porque le permite ir más rápido. Tiene las piernas potentes, es alto y cuenta con las extremidades grandes”, afirma a este diario Santi Veiga, el que fuera su entrenador desde la etapa infantil.
La historia de Hugo es cuanto menos curiosa. De hecho, el mallorquín estuvo a punto de no nacer. Cuando su madre estaba embarazada, un control rutinario a los tres meses detectó que uno de los fetos (iba a tener gemelos) no tenía vida. Otra doctora les recomendó seguir con el embarazo del otro feto. Y, a los siete meses, nació Hugo, que apenas pesaba dos kilogramos. Ahora es un gigante de 1,92 con unas condiciones inauditas para este deporte. “Su disciplina primaria fue el baloncesto, pero le dije que era buen nadador, que continuara haciendo natación. El padre me hizo caso”, comenta Manuel Guillén, su primer técnico en San Javier (Murcia), la segunda residencia de la familia González de Oliveira (su madre, Nadia, es brasileña). Cuando se trasladaron a Madrid, rápidamente lo captaron en el Centro de Tecnificación y, poco a poco, fue batiendo los récords en las distintas edades.
Ya ganó dos medallas en el Mundial júnior de 2015 y sabe lo que es vivir la experiencia olímpica en Río (fue semifinalista) y en un Mundial. Sus hermanos (Nadia y Rubén, cómo no, gemelos) siguen sus pasos.
Situación actual
Estudiará Ingeniería y se entrenará con Sergi López en EE UU
Su historia Nadia y Rubén, sus hermanos gemelos, siguen sus pasos