AS (Valencia)

Juan Carmona “El Atleti juega ahora por tanguillos pero necesita talento e imaginació­n”

- A. MÉRIDA / G. POSE

CAFÉ, COPA Y FÚTBOL Por su venas corre la sangre brava de una de las familias más grandiosas que ha dado la historia del flamenco, los ‘Habichuela’. Juan Carmona, lejos de los tiempos de Ketama, es un atlético que continúa el viaje dando brillo a la gloriosa estirpe.

Regresa a la escena con un homenaje a la Generación del 27, ¿qué artista de ese grupo genial le asombró más? —Aparte de todos los grandes nombres conocidos, sobre todo me han asombrado siempre mucho las mujeres que estaban ahí. Han sido silenciada­s y no se les ha dado la importanci­a que merecen. Mujeres innovadora­s, valientes, transgreso­ras…me he enamorado de ellas. La primera idea era hacer una obra sobre los hombres del 27, pero cuando conocí más a fondo a Maruja Mallo, Concha Méndez o Josefina de la Torre tuve claro dedicar el proyecto a ellas. —Su padre, el gran Juan “Habichuela”, le inspiró el arte flamenco, sin embargo no fue capaz de empaparle su afición al Real Madrid. —Caray, yo he tenido muchas broncas con mi padre a causa del fútbol y del Real Madrid. Nos decía que no teníamos ni idea de fútbol, nos llevaba al Bernabéu, vi con él las grandes remontadas del Madrid de los años 80, pero un tío mío fue el que nos metió el ardor del Atleti en el cuerpo. Me hice aficionado del Atleti y me encargué de contagiar esa pasión a mis hermanos, y por supuesto, a mis hijos. —¿Qué ocurría en su casa cuando se disputaba los derbis Madrid-Atleti? —Bueno, casi siempre ganaba el Madrid y había broncas de campeonato porque mi padre era muy madridista. Casi volaban los platos. —¿Su padre tenía relación con jugadores del Real Madrid?

—Pues mira, mi padre era muy amigo de Ufarte, Luis Aragonés, de San Román y de Vicente Calderón, por ejemplo. Pero les decía que no tenían equipo para ganar al Madrid. —Era una época distinta en la que los futbolista­s tenían otro aire bohemio y muy flamenco. —Yo he visto muchas veces a Luis Aragonés, a Ufarte y Di Stéfano en el Café de Chinitas, en Las Brujas y en otros tablaos de Madrid. Estaba muy ligado el flamenco con la noche y el fútbol, ahora todo es distinto. —La infancia de Machado eran recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde maduraba el limonero, y la suya debió ser apasionant­e con tanto artista revolotean­do por el salón de su casa. —He tenido la inmensa buena suerte de criarme junto a todos los grandes del flamenco. Por mi casa venían todos, Fernanda y Bernarda de Utrera, Camarón, Chocolate, Paco Valdepeñas, Morente, Manzanita…..Mi padre se los traía de fiesta de madrugada cuando salía del tablao. Llegaba mi padre y le decía a mi madre: Mati, por favor, prepara unos huevos fritos con patatas. Y se montaba el lío. Yo era un mocoso de seis o siete años y estaba en la cama dormido, pero me despertaba el jaleo, claro, y abría un poquito la puerta de mi cuarto para ver y escuchar. Y cuando mi padre me echaba el ojo me llamaba, niño, ven pa’ ca, anda, y me sentaba en sus rodillas. Grandes momentos. —Se crió en el barrio madrileño de Campamento, junto a la Casa de Campo, y apuntaba buenas maneras de futbolista. —Muy buenas, me han llamado hasta hace poco, que he tenido que colgar las botas, el “Zidane del Sacromonte”. Era muy fino y la pelota era la que se movía. Jugaba con mucho arte, con aires de Zidane y Rafael de Paula, ese gran torero gitano de Jerez. —Además, compartió vestuario con Camarón y Paco de Lucía. —Sí, una escuadra de lujo, mi equipo se llamaba Atlético Camarón y algunas veces jugábamos en la casa de campo con Paco de Lucía y Camarón. Paco jugaba muy bien, Camarón era algo más tímido. —Están de estreno los atléticos, ¿qué le parece el Wanda Metropolit­ano? —Un estadio formidable, pero mi Calderón me ha marcado mucho y lo echo de menos. He pasado grandes tardes y noches, ¡recuerdo ver al Atleti ganar la Copa Interconti­nental ante el Independie­nte! Casi na. —¿Qué le parece que hayan pisoteado y ensuciado la placa de Hugo Sánchez en ese paseo de las leyendas del nuevo estadio? —Me parece muy mal. Es lógico que un jugador profesiona­l tenga ambiciones y llegar a lo más alto. Hugo tomó la decisión de fichar por el Real Madrid y hay que respetarlo. —¿Qué echa de menos en la plantilla del Atleti esta temporada? —No sólo esta temporada, echo bastante de menos alguien que sepa mover bien la pelota en el centro del campo. Desde que se fue Schuster no ha habido nadie. Ahora hay grandes jugadores pero corren demasiado. En el fútbol no todo es correr, hay que tener imaginació­n y talento. Por ejemplo, el virtuosism­o de jugadores como Marco Asensio e Isco, que aunque sean del Madrid, da gusto verles. En el Atleti ahora mismo no hay ninguno que vea el fútbol de esa manera. —¿Le gustaría que el Atleti disputara otra final de Champions ante el Real Madrid? —Si le ganamos, sí. ¡No va a vencer siempre el Madrid! Me encantaría ganarles. Yo siempre decía: Dios mío, déjame ver ganar al Atleti una Copa de Europa y cuando en la final de Lisboa íbamos ganando pensaba, jo, a ver si vamos a ganar la Copa y me voy a morir ya mismo. Y me dije: bueno, mejor que no la gane ahora y alargamos esto unos años más (ríe). —¿Cómo se siente al perder

Atlético “Hemos tenido muchas broncas en casa porque mi padre era madridista”

Futbolista “Jugaba en el Atlético Camarón y me llamaban ‘El Zidane de Sacromonte”

Polémica “No me gusta que hayan pisoteado la placa de Hugo”

dos finales de Champions casi consecutiv­as con el Real Madrid? —Qué quieres que te diga. Ya me sentí mal cuando perdimos aquella final contra el Bayern. Tenía catorce años y acabé llorando porque me sentí campeón de Europa. Y luego, en la final de Lisboa, lo mismo, después del minuto 90 llega Sergio Ramos y nos machaca la ilusión. Parece que la Copa de Europa es un trofeo maldito para el Atleti. —¿Qué recuerdos guarda de aquellos gloriosos tiempos de Ketama? —Tiempos maravillos­os. Cuando llenamos por primera vez el Palacio de los Deportes, metimos 12.000 personas y se quedaron varios miles más en la calle. El primer concierto junto a Camarón y Paco de Lucía, también en el Palacio. Y, no sé, una histórica actuación en el Vicente Calderón celebrando el doblete en 1996. Jesús Gil nos llamó pero nos dijo que no íbamos a cobrar ni un duro y yo le dije que de eso nada. Le pedí 24 camisetas y nos las dio para mi Atlético Camarón. —Revolucion­aron el flamenco y el rock con un estilo propio que levantó sarpullido­s en no pocos puristas y custodios de la ortodoxia ¿qué opinaba su padre de lo que hacía en Ketama? —A esos puristas yo los llamo flamencóli­cos. Al principio no nos querían ver ni en pintura, también le pasó al Camarón, ya ves, pero mi padre era un firme defensor de todo lo que hacíamos y llegó a enfrentars­e con algún periodista y algún flamencóli­co de esos. Mi padre nos apoyó desde el primer día. —Desde el mundo del arte y la creación cómo observan la movida de Cataluña? —-No entiendo estos pulsos que se echan y me inquietan mucho porque así empiezan las guerras. Creo que debemos respetarno­s más. Yo no quiero que Cataluña salga de España, entre otras cosas porque allí nos han tratado siempre muy bien. Barcelona para Ketama, y para el flamenco en general, ha sido una plaza grande. Allí hay grandes artistas flamencos, Mayte Martín, Miguel Poveda, Carles Benavent….sin olvidar a la genial Carmen Amaya que, aunque nació en el Sacromonte, se crió en Barcelona. El caso es que la clase política española es decepciona­nte y yo no confío en nadie. —¿No le parece que de un tiempo a esta parte hay muchos complejos a la hora de definirse flamenco, aficionado a los toros, cañí o español? —Estos nuevos aires supuestame­nte modernos nos están haciendo mucho daño. Los toros forman parte de las raíces culturales de España, no digamos el flamenco, un arte español y universal, aunque ahora esté un poco de capa caída desde que se murieron los más grandes, Camarón, Enrique Morente, Paco de Lucía…Parece mentira que no se tenga en cuenta que fuera de España el flamenco arrasa. Es necesario mentalizar y educar a la juventud de los tesoros artísticos que existen en España. Y parece mentira que no se emita flamenco por la radio y que las television­es públicas no produzcan programas de flamenco. —Acaba de estrenar en el Teatro Philips de la Gran Vía de Madrid “27 Flamenco”, ese homenaje a los grandes del 27, y lamenta no haber recibido ningún tipo de ayuda, ni pública ni privada. —Es tremendo, llevo cuatro años trabajando en este proyecto y lo hemos tenido que sacar adelante con nuestro propio esfuerzo y dinero. Todo el mundo nos ha cerrado las puertas, nadie ha querido apuntarse a invertir en patrocinio un solo euro. Y no se trata de algo baladí, estamos hablando de una obra dedicada a la mejor generación de artistas que ha habido en la historia. Estoy muy triste por ello y he estado a punto de dejarlo. Pero en fin. —¿Qué ha aprendido en el proceso de creación de esta obra? —Muchas cosas asombrosas. Por ejemplo, la manera en que Miguel Hernández sacaba de la cárcel los pergaminos. Lo hacía dentro de las patatas que le llevaba Josefina, su mujer, a la celda. Se tomaba el caldo y metía los papeles en las patatas para que se los llevara su mujer. Me he metido tanto en la historia de cada uno de ellos que me he llegado a sorprender llorando. —¿Qué ha sido lo más complicado de llevar a cabo? —Ponerle música a todos esos genios. No es lo mismo componer “Vente pa’ Madrid” o “No estamos locos” que trabajar sobre un poema de Manuel Altolaguir­re. Cada una de estas obras del 27 encierra algo grandioso. —Es directivo de la SGAE, ¿cómo ve esos tiempos convulsos por los que está atravesand­o esa sociedad? —Una situación difícil porque, presuntame­nte, unas cuantas personas han cometido fraude. Los primeros que queremos que se aclare todo somos nosotros los artistas. Pero la SGAE no se puede manchar por entero porque allí están grandes artistas como José Mercé, Jorge Pardo o yo mismo, personas que merecen un respeto. El problema es que donde circula mucha pasta se contamina el asunto. A mí me da mucha rabia porque yo me metí ahí con todo el cariño del mundo. Yo soy director institucio­nal de música en la SGAE y lucho por muchos artistas que están pasando fatigas, y bastantes de ellos vendieron muchos discos no hace mucho tiempo. —¿Por qué palo flamenco cree que juega ahora el Atlético?

—-Uff, ¿ahora mismo? pues…. no sé…por tangos y tanguillos. El Barça tuvo una época en que jugaba por ese palo grande que es la soleá y el Madrid lo está haciendo por seguiriyas, porque tiene uno de los mejores equipos del mundo, sin duda. Soy del Atleti, pero las cosas son como son y las siento.

Champions “He vivido las tres finales del Atlético. Parece que ese trofeo está maldito”

Afición “Vi muchas veces a Luis, Ufarte y Di Stéfano en los tablaos”

Flamenco “Es increíble el poco apoyo que tiene aquí. Fuera arrasa”

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