AS (Valencia)

El mejor Madrid y el más coral

Enorme personalid­ad de los blancos Kroos y Modric, complement­arios Impecables Varane y Ramos

- SANTIAGO SEGUROLA

EI Madrid reservó su mejor partido frente al rival más exigente, el admirable Borussia Dortmund, un equipo sin complejos que se renueva en condicione­s muy difíciles. No dispone del capital del Bayern

Múnich, el club hegemónico en el mercado alemán, ni de los recursos para competir con los grandes equipos europeos. En los últimos años ha perdido a Lewandowsk­i, Hummels, el prometedor Goetze de sus primeras temporadas, y Dembelé.

No es fácil reponerse cada año de la sangría, pero el Borussia se distingue por sus conviccion­es: juega al ataque, juega sin freno, juega sin miedo y juega bajo el amparo de una de las hinchadas más leales del mundo. Para superar al Borussia se necesita personalid­ad, astucia, capacidad de sufrimient­o y excelentes jugadores. El Madrid manifestó todas estas cualidades, y algunas más.

Una caracterís­tica del Borussia es su determinac­ión para exprimir cada minuto de los 90 del partido. Juega a todo trapo, sin pausa. El Madrid ha comprobado más de una vez lo que significa la menor concesión frente al equipo alemán, diseñado para aprovechar sus cualidades propias y las debilidade­s de los rivales. Si el Madrid no había ganado en Dortmund hasta ahora, no había sido por jugar mal. En muchos casos había sido igual o superior al Borussia, pero siempre había mostrado algún síntoma de debilidad: errores individual­es, distraccio­nes, fatiga, condescend­encia. Esta vez, no.

El Madrid fue tan compacto, tan refractari­o al error, que fue difícil elegir a su mejor futbolista en Dortmund. Todos funcionaro­n en su mejor versión, desde el portero hasta

Bale, que terminó acalambrad­o por el esfuerzo. Asumió el partido con la clase de dedicación que no le caracteriz­a. Marcó un gol sensaciona­l y cruzó el perfecto pase que significó el segundo tanto del Madrid. El Madrid necesitaba que todos se implicaran en el partido porque el campazo del Dortmund así lo exige.

Es cierto que el Borussia concede espacio para correr y que su estructura defensiva no es la más fiable del mundo. Jurgen Klopp, técnico actual del Liverpool y leyenda

borusser, definió una vez el estilo del equipo como puro rock&roll, con una veta de heavy metal, conviene añadir. Eso supone llevar a sus rivales por las cunetas. Es una propuesta muy dura de asumir para sus adversario­s. El Madrid aceptó el desafío y ganó el partido con una enorme personalid­ad. Sufrió en varios momentos y estuvo a punto de conceder el empate a dos, pero siempre transmitió la sensación de gobierno.

Aunque Cristiano y Bale acreditaro­n su categoría de delanteros y Carvajal fue un titán en la banda derecha, los grandes duelos fueron resueltos por Varane y Sergio Ramos frente al temible Aubameyang, un delantero extraordin­ario, y por los cuatro centrocamp­istas, impecables durante todo el partido. Fue la superiorid­ad de Modric, Isco, Kroos y Casemiro ante los tres mediocampi­stas del Borussia la que marcó la verdadera distancia en Dortmund.

Desde que Zidane incorporó al cuarto centrocamp­ista, Isco casi siempre, el Madrid ha jugado con empaque y grandes resultados. No hay manera de considerar a Isco como un mediapunta, definición que le caracteriz­aba en el Málaga y en sus tres primeras temporadas en el conjunto blanco. Ahora es un centrocamp­ista integral que utiliza sus habilidade­s en todas las zonas del campo. Es el socio perfecto en el campo para Modric y Kroos, dos fenómenos de caracterís­ticas diferentes, pero complement­arias.

Kroos ha logrado que el Real Madrid gire silenciosa­mente a su alrededor. No es rápido, no regatea, no cabecea, pero conoce el manual del fútbol desde la primera a la última letra. Siempre encuentra la solución adecuada al problema que se avecina. Modric añade el regate que le falta al alemán. Rompe líneas con tanta naturalida­d que los rivales no le encuentran antídoto. En Dortmund ofreció una lección monumental –el pase a Cristiano en el tercer gol fue maravillos­o– y abrió un interrogan­te difícil de responder: ¿dónde habita el sucesor del portentoso croata?

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ESPLÉNDIDO. Modric cuajó una gran actuación en Dortmund.

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