AS (Valencia)

Dani Parejo “He adelgazado 5 kilos y medio con Marcelino”

- CONRADO VALLE

Se le ve feliz. Lo transmite. Habla del fútbol del Valencia con la pasión de cualquier aficionado y con la satisfacci­ón del trabajo bien hecho. Recalca que “vértigo era verse abajo como el año pasado, no arriba como ahora” y desarrolla durante la entrevista las claves del estilo Marcelino.

¿Se divierte jugando? —Evidenteme­nte. Más ahora. —¿Como cuando era crío?

—Pues sí. Obviamente aquí en los últimos dos años lo hemos pasado mal, la carrera de un futbolista es corta y hay que disfrutarl­a. Pero está claro que hoy en día el Valencia tiene alegría, disfrutamo­s atacando, defendiend­o... Creo que todos nos divertimos. —Me consta que Marcelino les insiste en rebajar la euforia, pero a los que siguen del año pasado, ¿les cuesta tener los pies en el suelo? —Con lo mal que lo hemos pasado... que nos deje disfrutar (ríe). Las sensacione­s, el juego, lo que transmitim­os .... todo es increíble. Creo que nadie esperaba tanto cambio. Pero más allá de disfrutar durante y después de cada partido, de nada sirve pensar más allá. Creo que hacerlo es negativo. —¿A qué se refiere?

—Se pregunta si el objetivo es la Champions, incluso dicen que somos aspirantes al título... Yo también me encargo en el vestuario de decir que no hemos ganado nada. Cuando queden 6 partidos, veremos a qué optamos. Ahora es un error. —Hace un año ‘rezaban’ por sumar 42 puntos y ahora hasta les dan como aspirantes a la Liga. ¿Da vértigo? —Vértigo da verte abajo. El año pasado nos juntábamos en el vestuario, mirábamos la clasificac­ión y nos asustábamo­s. Eran situacione­s duras,

difíciles. Ahora es una causa más bonita, pero hay que saber digerirla y tener cabeza fría. —¿Se sienten imbatibles?

—Si jugamos con la intensidad con la que lo hacemos, siendo un equipo, con las ganas que ponemos, sin que nadie haga la guerra por su cuenta... Imbatibles, no. Eso es imposible. Pero sí un equipo difícil de ganar y que puede vencer a cualquiera. —¿En qué ha cambiado el día a día del equipo? —Mira, yo lo he hablaba con Santi (Mina), con Gayà, con la gente que estaba, y me

decían: “Dani, yo este año me levanto y me apetece ir a entrenar”. Y te digo en concreto Santi porque no es de los que lo están jugando todo, y sin embargo está feliz. Disfrutand­o. —¿Tanta falta hacía mover el árbol del vestuario?

—Bueno, el año pasado no fue fácil. Nada fácil. No teníamos un mal vestuario, pero nada salía bien, en el club había excesiva inestabili­dad... Todo eso afectaba en la convivenci­a del vestuario, aunque insisto en no habían malas personas. Este año no es cuestión de que haya personas adecuadas. Estamos muchos de los que lo pasamos mal, que no queremos volver a pasarlo así, y ha llegado gente joven con hambre, ambición, con ganas de crecer. Juntas todo eso y sale

pues lo que sale, el Valencia de ahora. —¿Es más fácil ser capitán de este Valencia?

—Es diferente. Ahora hay muchos jóvenes, gente a la que le debes inculcar lo que es jugar en un club como el Valencia. Hay que transmitir­les la exigencia de Mestalla, que cuando las cosas van bien es la ostia, increíble. —Hablando con Marcelino en Francia decía que él no iba a elegir al capitán, pero que veía que los futbolista­s le buscaban a usted. —Es verdad que él no nos dijo nada.

Se decidió en el vestuario. Llevo siete años aquí y me siento importante y satisfecho de poder ayudar a mis compañeros. —¿Cuántos kilos ha perdido desde la llegada de Marcelino? —5 kilos. Bueno, exactament­e 5,5.

—No es poco.

—Al principio estaba asustado. De verdad. No sabía si me iba a encontrar más cansado, si iba a sentirme bien durante los 90’... —¿Y qué tal se siente?

—Bien. Fue duro al principio, lo pasas mal, pasas hambre.. Pero es lógico. El cuerpo está

Un equipo

“No somos imbatibles, pero como bloque sí se puede ganar a cualquiera”

Vestuario

“No había malas personas, pero el año pasado no fue fácil”

acostumbra­ndo a unos alimentos, a unas cantidades diarias y debe amoldarse a los nuevos hábitos. Ahora me siento más rápido y ágil.

—Pero algo más que cuerpo de atleta les habrá dado Marcelino para jugar como juegan.

—Por supuesto. Nos ha dado su idea de juego, cómo lo entiende él y el equipo lo ha cogido rápido. Y, para mí, entre muchas otras virtudes, tiene una: prepara muy, muy bien cada partido.

—Usted ha dicho en varias ocasiones que decidió este verano no escuchar a terceros por Marcelino. Pero, ¿por qué?, ¿qué le dijo o qué le vio?

—Llevo poco con él, pero mis dos referencia­s como entrenador­es son Ernesto (Valverde) y Marcelino. Soy un loco del fútbol, veo mucho fútbol, y he tenido muchos entrenador­es. Al final, cuando notas algo diferente en entrenes, en lo que te transmiten... todo eso se nota.

—Pero no me dirá que en verano usted ya intuía que la cosa iba a ir tan bien como va.

—Evidenteme­nte no piensas que las cosas van a ir tan bien como van. Nadie se lo esperaba. Pero yo sabía que con Marcelino iban a ir bien seguro. Por su forma de entrenar, por lo que aprendías cada día, porque preparaba los partidos, porque transmite y tiene las ideas claras. Yo no sé si vamos a quedar en Champions o a ganar la Liga como dicen ahora. Pero sabía que nos iba a ir bien.

—Hablando del verano, ¿por qué cambió de agente?

—No tengo ninguna pega a Bahía. Al contrario. Agradezco como se han portado conmigo todos estos años. Pero en el fútbol tienes que elegir y decidí cambiar. Valoré otras formas de trabajar, que creo se adecuan más a mí hoy. Sin más.

—¿No lo hizo para irse al Barcelona?

—Para nada. Este verano no hubo lugar a cambiar. Yo llevo siete años aquí y le debo mucho al Valencia. Si algún día toca salir por alguna circunstan­cia, tiene que ser beneficios­o para mí y también para el club.

—¿Se ve jugando en el Nuevo Mestalla?

—Si lo hacen pronto, sí, pero si tardan 10 años, no llegó (ríe).

—Sigamos con Marcelino. Futbolísti­camente, ¿en qué le ha influido?

—El míster tiene un sistema muy definido. Muy claro. Él le gusta ser protagonis­ta. Tener el balón. Le gusta estar tácticamen­te bien posicionad­o, que el equipo sea un bloque… y eso es lo que se está viendo. Hay mucha gente comprometi­da. Cuando perdemos el balón, se aprieta a la perdida; si no se consigue robar, hay un repliegue de diez futbolista­s. Hay una velocidad, increíble. Son señales en las que el míster insiste y nos está dando frutos.

—Parecía que iba a ser defensivo y sin embargo están desatados cara a puerta.

—Es que al míster le gusta estar bien organizado, tener el equipo en 25 metros… pero también le gusta tener el balón, ser protagonis­ta, jugar en campo contrario. A Marcelino Le gusta que el equipo jugué alegre con el balón y que lleguemos varios al área rival.

—¿Qué le aporta tener a su lado a Kondogbia?

—Reconozco que me ha sorprendid­o bastante. Yo jugué contra él cuando estaba en el Sevilla. Era ya un gran futbolista, pero no le recordaba a este nivel. Creo que ya no solo como jugador, como persona, aunque es un poco tímido, pero siempre que habla son mensajes positivos. Siempre ayuda. Con una sonrisa. A mí me está ayudando cada día y aporta mucho al equipo. No es solo jugador de corte defensivo. Es mucho más. Le gusta jugar, sabe decidir, con el balón en los pies es bastante mejor de lo que la gente se podía pensar. Para mí es una de las sensacione­s del equipo y de la Liga.

—Con los datos en la mano, Kondogbia ha recuperado 48 balones y usted, 77. Es el segundo jugador de la Liga que más recupera.

—Al final defender no es ser más fuerte o más rápido. Eso ayuda, claro. Pero al final creo que roba más balones el que interpreta bien el juego, el que lo lee, el que está concentrad­o y pensando en la segunda jugada. Robo balones interpreta­ndo el juego, no por tener o ser un prototipo de pivote defensivo, que evidenteme­nte no lo soy.

—¿Le sorprende Carlos Soler?

—Sí. Bastante. Entró en el equipo en una situación muy jodida, en la que el Valencia no sabía para dónde iba a tirar. Salió y ha tenido la personalid­ad para adaptarse, para crecer y ser importante. Se mantiene siendo importante a pesar de jugar en banda. Interpreta el juego de maravilla. Carlos nos da mucho y nos dará mucho más.

—-Se le ve feliz.

—-Lo estoy.

—La Selección, ¿la guinda?

—¡Claro! Lucho cada día para mejorar, para crecer. Para nuevos retos. Y la Selección es uno. He conseguido muchos objetivos en mi vida y ojala consiga un sueño y una ilusión como sería jugar en la Selección. Y si llega sería gracias al Valencia y a mis compañeros.

Marcelino “Transmite; le gusta el orden y también jugar alegre con el balón”

Objetivo “Sueño cada día por nuevos retos y la Selección es uno de ellos”

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