El centro de Oyón del Athletic sigue generando polémica
La escuela no admite niños riojanos
La polvareda formada con el asunto de la escuela de Oyón, en la que el Athletic tiene uno de sus puntos de tecnificación para la formación de jugadores, es de consideración. Los 150 niños excluidos por su condición de riojanos son los grandes damnificados. “Se pueden hacer las cosas de otra manera, sin hacer daño a niños de ocho años”, aseguró Dani Ruiz-Bazán, un mito en el Athletic. Dani nació en Sopuerta, pero sus padres eran de Albelda (La Rioja). Actualmente tiene un nieto de siete años que juega en el Comillas, aunque nació en Bilbao.
El Athletic decidió clausurar la proyección de su centro de tecnificación en la localidad alavesa de Oyón a los 150 niños riojanos que acudían cada miércoles a entrenarse. El presidente del Athletic, Josu Urrutia, trató de justificarla: “Es un centro para los jugadores que entran en su filosofía”. Una filosofía que ya se redacta en la web del club rojiblanco y que admite a jugadores nacidos en Euskal Herria o formados en su territorio.
Hasta la fecha, el centro de Oyón en Álava, frontera con La Rioja, trabaja con dos clubes de Logroño como son el Comillas y el Berceo. Según Urrutia, lo que arrancó siendo un proyecto con tintes “naturales” se ha convertido ahora en un asunto “más artificial” al coparlo jugadores nacidos en Logroño y su entorno. De esta forma intentan acotar y proteger el marcado sello del club de Ibaigane. El Athletic sostiene que se ha producido un error de forma y que se permite a todos estos niños riojanos continuar hasta el final de la temporada. Sin embargo, los afectados han declinado la invitación.
Otro icono rojiblanco, Javier Clemente, comentó que “en el Athletic siempre han militado jugadores riojanos”, y no se equivoca. Hasta seis en la primera plantilla, más Fernando Llorente, que aunque nació en Pamplona es de Rincón de Soto, y bastantes más en la cantera. Un sobrino de Aranzubia, que también es portero, es uno de los afectados.
Dani “Se pueden hacer las cosas sin hacer daño a niños de ocho años”