Welcome Gareth!

La Copa nos dejó ver a tres chavales del Castilla (Tejero, Óscar y Franchu), pero los que evitaron el ‘Fuenlabrazo’ fueron Bale, soberbio, y los goles de Borja Mayoral. Vaya nochecita...

Fichajes de otoño. Cuando marcó el hijo de Milla con un cañonazo lejano, recorrió por mi cuerpo una sensación heladora. Me quedé en shock. El

Fuenlabrada, el mejor equipo de Europa lejos de casa, se adelantaba en el Bernabéu y se ponía a un solo gol de forzar la prórroga. Incredulidad. Alucine general. Con una delantera casi del

Castilla (Franchu y Óscar acompañaban a Borja Mayoral), con

Kovacic saliendo de una lesión de 80 días de baja, y Ceballos y

Llorente con un ritmo diesel por culpa de los pocos minutos que

Zidane les ha dado, el partido se convirtió en una radiografía cruel de lo que venimos denunciando, con la ratificación universal de Cristiano, de que este año la llamada Segunda Unidad se parece a la del curso pasado en lo que se asemeja un huevo a una castaña. Al descanso, con 0-1, el Bernabéu temblaba. De frío y de incertidumbre. Y la película de terror tuvo otra escena. Cabezazo de Cata al larguero en la reanudación. Era la prórroga. Hasta que salió Bale. Nos salvó. Su pase en el 1-1 a Mayoral, de genio. El Príncipe de Galés decidió. Welcome Gareth!

Chapeau, Fuenla. Cayeron con honor. Que nadie olvide que el Fuenlabrada llegó al Bernabéu como mejor equipo de Europa fuera de casa. En su grupo de Segunda B, el del Castilla, marcha líder y en plena fuga. El míster Calderón (que provocó que Lorenzo Sanz despidiese a Valdano en enero de 1996 al conquistar con su Rayo Vallecano la fortaleza de La Castellana) da brillo desde la pizarra a un equipo sin complejos. Los más escépticos no nos

fiábamos tras lo sucedido con el

Alcorcón hace ocho años. Aquel 10 de noviembre los alfareros llenaron el Bernabéu, pero el equipo de Pellegrini sólo pudo ganarles 1-0 (remontar el sonrojante 4-0 de la ida quedó muy lejos) pese a disponer un once plagado de internacionales: Dudek; Lass, Pepe, Albiol, Arbeloa; Gago, Diarra, Kaká; Raúl,

Higuaín y Van Nistelrooy. Esta vez no se repitió la historia, por poco, pero me quito el sombrero ante la afición del Fuenla, que dio calor a las gradas de Chamartín en una noche climatológicamente feliz. Llovió por fin en Madrid, falta hacía, y a su lado los goles de Mayoral, que reclama con su hambre más minutos en el planeta intocable de

Benzema. No estaban Cristiano, Isco, Asensio, Casemiro o Karim, los que meten los goles, pero el empeño de Mayoral hizo que se salvaran los muebles...

Quieren esta Copa. La afición ya sueña con un gran cruce en los octavos de final. “Casi mejor que nos toquen Atleti,

Sevilla o Barça. Los nuestros juegan mejor ante los grandes rivales”. Me transmiten ese optimismo las peñas Tíjola 88 (Almería), El Vendrell i Baix Penedes (Tarragona), Isla Cristina ‘Pepe Acosta’ (Huelva), Lorquí (Murcia) y Muelas del Pan (Zamora), así como Tashko, el boss de la peña de Macedonia, Bara’Ah, de la peña del Líbano, y Roberto, el taxista más

vikingo de La Cruz de los Caídos (zona Pueblo Nuevo). La afición cree que el maratón de diciembre (Liga, Champions y Mundial

de Clubes) nos va a rescatar al gran Madrid de Zizou que nos enamoró los dos últimos años. Yo también lo creo. ¡Vamos!