El Zaragoza juega sin centrales
El Zaragoza acudió a Mestalla a cubrir con dignidad el expediente y regresó cosido a goles. Sólo aguantó media hora a un Valencia muy serio que no quiso recrearse en el 0-2 de La Romareda, y dejó inmensas dudas defensivas. La mejor noticia, o la única, fue el debut del juvenil David Vicente, en el que Natxo González y Lalo Arantegui tienen depositadas grandes esperanzas como un valor de futuro muy interesante. Pero la impronta del partido, porque la eliminatoria quedó ya resuelta en la ida, fue la comprobación, una vez más, de la insolvencia de los centrales Jesús Valentín y Grippo. La acción del 1-0 les volvió a dejar expuestos, retratados: Grippo no despejó, o lo hizo mal, por dos veces, y Valentín reculó ante Santi Mina en lugar de atacar el balón... El gesto de rabia de Natxo González lo dijo todo.
Este duelo era de una inoportunidad absoluta, porque con el Zaragoza en Segunda, ya tres puntos del descenso, no puede haber ojos ni corazón para la Copa. Pero la imagen defensiva del equipo, especialmente en la segunda mitad, fue ciertamente calamitosa. El objetivo de anoche, según Natxo González, era competir y seguir creciendo, pero resulta imposible hacerlo con dos centrales de cartón-piedra, que, además, regalaron el balón al Valencia en cada salida de zona. Y el domingo en El Molinón y ante el Sporting no va a estar Mikel González...