Leyenda y señor de la tierra
Rafael Nadal Parera (Manacor, 3 de junio de 1986) nació en una familia vinculada al deporte, y su tío Toni le enganchó al tenis siendo un niño. El técnico, con pocos halagos y mucha exigencia, como reconoció en su emotiva carta de despedida publicada por El País, forjó el carácter férreo e indomable del mejor tenista de todos los tiempos en tierra batida. Una distinción que nadie puede discutirle a la vista de sus diez trofeos en Roland Garros, Montecarlo y Barcelona. Un trío de éxitos que redondeó esta temporada. Y
hecho lo puede hacer otro, pero es verdad que se tienen que dar muchas circunstancias para que ocurra. Sí me hace ilusión tener algo así y que quede para la historia. No sé si veré a alguien que me supere allí. —¿Esperaba una temporada tan buena como esta?
—Yo no espero nada, hago mi camino y las cosas suceden. Intento hacerlo lo mejor posible, y a partir de ahí soy consciente de que si estoy sano, me veo capacitado para competir bien y aspirar a cosas que me ilusionen. La confianza y la seguridad es mayor con una dinámica positiva. No esperaba jugar mal. —Cierra un gran año como número uno…
—Ha sido una temporada fantástica para mí, muy emocional después de todo por lo que tuve que pasar en los dos anteriores, en términos de lesiones. Volver a ser número uno es algo que nunca pensé hace un año. He ganado dos Grand Slams y algún que otro título más, y he sido feliz. La temporada ha sido la soñada, hubiera pagado mucho dinero por vivir una así. —¿Con qué sueña ahora?
—A veces tengo pesadillas (risas). No tengo nada que pedir. Estoy agradecido y solo puedo eso que con 16 años confesaba que se encontraba más cómodo en pista cubierta o sobre hierba. Le hacía ilusión ganar en Wimbledon y lo consiguió dos veces. Quería ser como Carlos Moyá, que ahora es su entrenador, y le superó. Tres US Open y un Abierto
de Australia hacen que sume 16 Grand Slams, para un total de 75 títulos. Dos oros olímpicos, uno individual y otro en dobles, cuatro Copas
Davis con España y el número uno cuatro veces al final del año adornan su extraordinario palmarés. Y lo que le queda. Leyenda.
pedir estar sano. Soy un superafortunado por todo lo que me ocurre y lo que he podido vivir a mi edad. Voy a seguir trabajando para seguir haciendo lo que me apasiona y lo que amo. —¿Le motiva superar los 19 Grand Slams de Federer?
—Yo hago mi camino y me motiva mi carrera. La vida consiste en conformarse y ser feliz con lo que haces, y no significa no querer más, pero no necesito alcanzar a Federer. Seguiré luchando para conseguir lo que pueda. —¿Se plantea alguna vez hasta cuándo jugará?
—No lo pienso, porque no soy tan metódico. Seguiré si sigo feliz jugando. Cuando me levante y no lo sea, lo dejaré y haré otra cosa. De momento me levanto con ilusión y ganas de hacer lo que hago siempre.
Roland Garros
"Me hace ilusión que mis diez títulos queden para la historia"