Aspas no fue esta vez suficiente

El Celta hizo un gran partido en Mestalla, empequeñeciendo al equipo de moda en su propio estadio. Pasó apuros en algún momento, sí, pero tuvo contra las cuerdas al Valencia durante gran parte del encuentro. El equipo vigués buscó la victoria hasta el final, no se conformó con el empate, y al final se fue de vacío por un penalti tan dudoso como absurdo. Tucu

pecó de inocente y Munuera se pasó de riguroso. Es cierto que existe contacto, pero eso no es siempre sinónimo de penalti. Y para rematar la faena, el balón entra llorando después de que Rubén acertara la intención de Parejo. La mala suerte en frasco de litro.

Después de esa jugada que marcó el partido, el Celta se desquició. Impotentes por la decisión de Munuera, estaban más rabiosos que centrados y eso terminó por definir el partido. Apenas había margen de reacción y las pulsaciones no eran las adecuadas. Y eso que hasta ese momento habían estado sensacionales, sobre todo Iago Aspas. Su figura crece cada día. Verle jugar es una delicia. No para de moverse y cada vez que toca el balón hace un nuevo truco de magia. Ayer marcó su noveno gol de la temporada y ganó su batalla personal con Rodrigo. Hace siete días dio una exhibición en el Camp Nou y ayer maravilló a Mestalla. Lopetegui no puede tener ya ninguna duda. El moañés debe ser un fijo en su lista de 23 para el Mundial de Rusia.