AS (Valencia)

Isla Cristina,el terremoto de Lisboa, el Balón de Oro de Cristiano y Pepe Acosta

- TOMÁS RONCERO @AS_tomasronce­ro LA FRASE DEL DÍA

El terremoto de Lisboa.

Isla Cristina era hasta el siglo XVIII una colonia de pescadores asentada en pequeñas chozas junto al mar, la mayoría llegados de Cataluña y

Valencia. Está muy cerca de

Portugal, cuya frontera está a sólo siete kilómetros. Por eso le afectó tanto el terremoto de Lisboa de 1755, que provocó un maremoto que se llevó todo por delante. En realidad, el pueblo se llamaba La Higuerita. Desde ahí empezó a crecer en torno a su puerto, que ahora acoge una lonja espectacul­ar, la primera por subastas de pescado en Andalucía y la segunda en tonelaje, sólo superada por la de Cádiz. La Higuerita pasó a llamarse Isla Cristina por petición popular, en 1834, en agradecimi­ento a la Reina María Cristina de Borbón, que ayudó a la gente tras sufrir la zona los efectos de una epidemia de cólera.

La peña. En el Paseo de las Flores, a finales de los 70, irrumpió un vikingo de bandera: Pepe Acosta. Puso un restaurant­e, especializ­ado en langosta y jamón de la serranía de Huelva, que se convirtió en una referencia para los futboleros de la zona. Pepe Acosta era tan madridista que “si llegaban a su bar aficionado­s de otros equipos y le tocaban las narices, sabían que era mejor pagar doble o irse a darse una vuelta por el puerto”, comenta jocosament­e Paco Torres, actual presidente de la peña. Se fundó en 1979 y desde entonces lleva el nombre de Pepe Acosta, que ha sido el alma máter de la misma hasta que unos problemas de salud le han obligado a dar un paso a un lado. El pasado día 7 le hicieron un homenaje sentido que nos emocionó a todos los que le acompañamo­s, incluido el veterano Paco Bonet (jugó en el

Madrid de 1982 a 1986). La fiesta fue completa gracias a

Cristiano Ronaldo. La cena coincidió con la ceremonia de

París, en la que el portugués recibió su flamante quinto

Balón de Oro. Por eso los más jóvenes de la peña (se congregaro­n un centenar de entusiasta­s peñistas) interrumpi­eron varias veces el ágape al grito de “¡Balón de Oro, Cristiano Balón de Oro, Balón de Oro, Cristiano Balón de Oro...”. Siiiiiiuuu­uu.

Di Stéfano. En la peña descubrí a un personaje auténtico. Un capitán de pesca jubilado que se llama Diestéfano Cárdenas Cárdenas. “Evidenteme­nte yo no me llamaba así”, me confiesa, “pero era mi ilusión y recurrí al Vaticano para que me aceptasen el cambio de nombre. Diestéfano va junto y no separado porque sólo me lo aceptaron como nombre propio y no como apellido”. Vaya crack.

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