Berizzo, víctima de un Sevilla con mucha exigencia
Sólo Emery duró más de un año
Injusta para algunos y merecida para otros, la destitución de Eduardo Berizzo en el Sevilla llega a través de la exigencia de un club que se ha mantenido en la elite tomando varias decisiones drásticas de este tipo durante la última década. El equipo de Nervión es 5º en la tabla y clasificado para octavos de Champions y de Copa, situación parecida a la que tenía cuando Manolo Jiménez se fue a la calle en la jornada 28 de la 200910, cuando estaba en 5ª posición de la tabla y con el Sevilla clasificado para la final de la Copa del Rey. Le sucedió Antonio Álvarez, que logró dejar al equipo cuarto y luego ganar el título copero al Atlético.
Con Álvarez, que comenzaría la siguiente campaña, no hubo tampoco miramientos a comienzos de la 2010-11. Perder la Supercopa de España y, sobre todo, quedar apeado en el playoff de Champions a manos del Braga portugués provocaron que en la quinta jornada de Liga el sevillano dejara su puesto a Gregorio Manzano. Manzano acabó esa campaña con el Sevilla quinto en la tabla pero no fue tampoco suficiente: la 2011-12 se iniciaría con Marcelino, que en la jornada 22, y cuando marchaba 13º, el asturiano se iba a la calle y llegaba Míchel, renovado a pesar de dejar al equipo noveno.
Míchel duraría 19 jornadas en la 12-13 para dar paso al último entrenador que ha permanecido en el Sevilla más de una temporada, Unai Emery, que consiguió tres Europa League. Emery se marchó en verano de 2016 al PSG y Sampaoli dejaría al Sevilla otra vez en la máxima competición continental antes de ceder a los cantos de sirena de Argentina. Berizzo era otra apuesta por el bielsismo, en el intento de ganar jugando bien de un club que sigue buscando más y más. Esa misma exigencia se lo ha llevado por delante.
Montoya. Por otro lado, a falta de reconocimiento médico, el centrocampista argentino del Sevilla Walter Montoya se marchará a Cruz Azul de México. Lo oficializó el club, que aligera su plantilla con la salida de un futbolista que ha pasado sin pena ni gloria.