AS (Valencia)

Guedes y los 40 puntazos

- desde la tele CONRADO VALLE El Valencia completa en Riazor una primera vuelta que nadie imaginaba, en un partido ganado por el colectivo y con nombres propios.

Ciclón Guedes. El Valencia tiene un futbolista diferente y especial como hacía tiempo que no tenía: Gonçalo Guedes. Su fútbol es eléctrico, vertiginos­o, incisivo y contagioso. En Riazor, de nuevo, cada vez que tocó el balón, pasaba algo. Su juego es tan imprevisib­le que hasta el peor de sus varios remates fue el que acabó en gol. Un recorte, un control de espuela, una carrera hasta el fondo, un pase de la muerte, una amarilla... Lo que fuera, pero algo siempre ocurría cuando el balón pasaba por Guedes. Y eso que el portugués aún es tan joven que el equipo no gira entorno a él. El Valencia no juega al compás de Guedes, el comandante es Parejo, aunque sí muerde con el portugués. Guedes es muy bueno y tiene pinta de que lo va a ser más. Quizás sería momento de que el Valencia lo ‘escondiera’, que no lo vieran, ni los del PSG ni los demás. Al menos hasta que el Valencia lo tuviera fichado, que es lo que intenta y quiere, aunque de fácil tiene poco. Pero, dejarlo sin jugar por aquello de que es de otro y lo que se está es revaloriza­ndo por Mestalla, sería ir contra natura y una estupidez. A Guedes hay que verlo y, sobre todo, disfrutarl­o. Sea de por vida o solo hasta junio.

Centenario Gaya. El de Pedreguer, compañero de cabalgadas de Guedes, cumplió 100 partidos con el Valencia ayer en Riazor, que se dice pronto cuando solo tiene 22 años. Lo hace, además, en un momento de explendor. Gaya lo ha pasado mal estos últimos años. De los que más entre los supervivie­ntes. Hasta estuvo apunto de mandar ‘a fer la ma’ ese dorsal ‘14’ al que tanto quiere por haberlo llevado uno de sus ídolos de infancia: Vicente Rodríguez. Pero tan mal lo pasó estos dos últimos dos años, que Gaya pensó en hacer borrón y cuenta empezando por pedirle a Rubén Vezo que le dejara el ‘3’. Pero algo vio Gaya, que hoy es uno de los capitanes; algo olió en el vestuario y durante la pretemproa­da, que le llevó a dar marcha atrás y darse a sí mismo otra oportunida­d de vivir un buen año con el ‘14’ a la espalda. Acertó. Aquí lo tiene.

Coquelin. Fue una de las varias sorpresas del once de

Marcelino. Al final, al francés, le valió la pena pagarse un avión privado para viajar de Londres a Valencia el miércoles de madrugada. Dejó muestras de su sobriedad y su contención. No tiene tanto protagonis­mo en el juego como Kondogbia, aunque lo suyo es más de anonimato. De los que limpian lo que otros ensucian y ese futbolista no lo tenía este Valencia.

Vezo y Maksimovic. Ellos fueron las otras sorpresas del once de Marcelino. Ellos son el ejemplo de lo que es este Valencia. Un equipo que quiere ser solidario, trabajador, competitiv­o. Llegados al ecuador de la Liga, a la jornada 19, uno y otro fueron titulares en un Valencia que va tercer en Liga. Allá por el mes de julio, Vezo era un nombre más en la lista de descartes y Maksimovic un jovenzuelo que estaba en todas las quinielas para irse cedido. Pero uno y otro se ganaron primero quedarse y después jugar. Maksimovic quizás se vaya ahora en enero. Ya dijo Marcelino que no quiere una plantilla amplia y más allá del 31 de enero solo habrá un partido por semana y, en el mejor de los casos, un partido de vuelta de una semifinal de Copa y allá a lo lejos una hipotética final. Por ello, porque habrá menos partidos que jugar, quizás salga para tener minutos. Pero Maksimovic, si se fuera, regresará en verano. Se lo ha ganado, como Vezo haberse quedado.

40 puntazos. Solo un dato: el año pasado no se alcanzó tal cifra hasta la jornada 32. 40 puntos son muchísimos y con más tierra de por medio con respecto al cuarto clasificad­o.

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