Shadow of the Colossus: el videojuego como arte
Bluepoint Games rescata una obra que trasciende al juego
En 2005 Fumito Ueda hacía realidad uno de los títulos más bellos e intensos de la historia del videojuego. Shadow of the Colossus era una creación adelantada a su época tanto por su excepcional apartado gráfico como por su narrativa, mucho más adulta y alejada de los estereotipos del género de aventura.
Ahora, trece años después, la historia sigue manteniéndose igual de fresca, es el relato de una búsqueda, donde el paisaje se convierte en parte activa del relato. Un esquema que ya utilizó John Ford en The Searchers o Cormac McCarthy en The Road. Esa universalidad es lo que convierte a Shadow of The Colossus en una obra que trasciende al mundo del videojuego.
Un apartado visual brillante. El otro gran pilar en el que se asentó el éxito del juego original fue en un apartado gráfico de extraordinaria belleza que además introdujo algunas técnicas que hoy se utilizan, como las partículas o los efectos de luz. En la nueva versión se ha hecho un extraordinario trabajo, pudiendo elegir el usuario entre rendimiento o calidad. Shadow of the Colossus luce como si hubiera sido concebido específicamente para la PS4.
Dieciséis colosos. Los grandes protagonistas del juego son los 16 gigantes a los que Wander tendrá que derrotar, las batallas no se plantean como un hack and slash al uso sino como un puzle donde habrá que encontrar las debilidades de cada rival y explotarlas, es más un ejercicio de paciencia y habilidad que un macha-botones clásico
Otras mejoras. También se ha refinado el control, un tanto tosco en el original, y se puede elegir entre diferentes niveles de dificultad desde un principio.