Los mil excesos del Ninja de Amberes
Su apodo es Ninja, pero se llama Rey. Esta es la traducción del indonesio de
Radja. Nainggolan (4-5-1988) es un futbolista excesivo. Nacido en Amberes fruto del matrimonio entre Marianus y Lizy
Bogaerts, su padre les abandonó a él y a su gemela Riana. “Inventó mil excusas pero no lo perdonaré”. Nainggolan empezó a darle al balón en el
Parque Bloementuin. Su hermana, lesbiana, jugaba con los chicos. (“en Bélgica podía ir de la mano con mi pareja. En
Italia siempre hay alguien que me mira mal, sobre todo ancianos”). Nainggolan es beligerante contra la homofobia y el racismo. Cuando los hinchas del Feyenooord le tiraron una banana a Gervinho se lo reprochó: “Racistas ignorantes”. Se formó en el Germinal Beerschot, de donde también
salió Vermaelen. En Piacenza y Cagliari puso los cimientos de una vida de excesos: “El dinero cambia a la gente, me cuesta ponerme límites”. Es uno de los pocos futbolistas que ha admitido que fuma. Su exseleccionador, Marc Vilmots, desveló que consumía unos seis cigarrillos al día. Su cuerpo está lleno de tatuajes. El más especial, uno con dos alas dedicado a su madre, que falleció de cáncer en 2010. Se lee: “Descanse en paz”. Políglota, amante del hip-hop y el rap, de las gorras y los perfumes, se grabó borracho la pasada Nochevieja, acaba de ser condenado a 1.600 euros y un mes sin carnet por conducir ebrio, y hasta fue confundido con un terrorista en el hotel Radisson de Amberes. Nainggolan es un torbellino, pero nadie mejor que él para relativizar todo: “Hago mi trabajo como jugador de fútbol y eso es lo que importa”.
Un torbellino
Fumador, amante de la noche, beligerante contra la homofobia y el racismo