AS (Valencia)

226 kilómetros de lucha contra la ELA

Es el reto para Juan Carlos Sobrino el día 15 de abril: un Ironman Indoor solidario

- POR PATRICIA CAZÓN

Lo que una vez fueron cubos helados, hoy son sus zapatillas. Servirán para encarar algo con lo que, en España, sólo otro hombre, Ricardo Abad, se ha atrevido antes: un Ironman Indoor. Empieza con cuatro kilómetros en una piscina climatizad­a, sigue con 180 sobre una bici estática, termina con 42 corriendo en una cinta eléctrica. Eso va a intentar José Carlos Sobrino (Madrid, 1977) el 15 de abril. Escribir su nombre al lado del de Ricardo.

Algo moverá su cuerpo más allá de su cabeza. Es que cada brazada, pedalada y zancada de estos 226 kilómetros forman parte de una carrera mucho más larga: la de la lucha contra la Esclerosis Lateral Amiotrófic­a (ELA), terrible enfermedad para la que aún no hay cura. Todo es poco para sumar en esta batalla. José Carlos pone sus zapatillas.

A él le toca de cerca, la ELA. La sufren dos familiares de su grupo de triatletas, unos 80, formado alrededor de una pasión común, el Atleti. “Es una enfermedad durísima y éste es mi granito de arena, ojalá sume”. La voz se le pone triste, un poco, sin embargo, cuando se le pregunta por la recaudació­n hasta ahora, a dos semanas del reto. “Poca. 1.600 euros. Ojalá en estos 15 días que quedan se incremente”. Porque su verdadera meta se llama 10.000 euros y todavía está lejos, muy lejos. “Yo corro por ellos, para alcanzarlo­s. Por tratar de encontrar un cura. Sumar apoyos, dinero para la investigac­ión”. Y saber cómo combatir, frenarla, eliminarla. Las donaciones pueden hacerse a través de dos lugares: el Facebook de Triatlón Atlético y en la web migranitod­earena.org.

Lo del triatlón, a José Carlos le vino por un amigo, “ven, prueba esto”, le dijo, principio de todo, un duatlón; lo del Atleti, por la mano del padre. “Desde muy pequeño sí, de siempre”. Socio desde los 17 años (1994) hasta 2016. “Y lo dejé porque, con los niños, nunca podía ir”. La que sigue abonada es su hija. Lo lleva en la sangre. Si ella conoce al Simeone entrenador, José Carlos lo recuerda sobre todo como jugador. “Le ha dado carácter al equipo”.

Ese mismo carácter que el atará a sus zapatillas el 15 de abril en el Polideport­ivo de Navalcarbó­n, Las Rozas (Madrid). Once horas y 50 minutos tardó Ricardo Abad en completar su IronMan, pero esa no es la meta de José Carlos. Es ese 10.000 que es más que dinero. Una meta que es sumar contra la ELA. “Y ojalá la mía la haya cruzado ya cuando me lance a la piscina”. Ojalá, ojalá.

La meta real “Aportar todos nuestro granito”. De momento, ha recaudado 1.600¤

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