AS (Valencia)

El récord de Messi

Tres goles del argentino le permiten al Barça estar 38 jornadas invicto ● A cuatro triunfos de la Liga

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO RODOLFO MOLINA Y GORKA LEIZA

El Barça podrá sentarse esta tarde con un bol de palomitas a ver el derbi de Madrid con el récord de 38 partidos seguidos sin perder en la Liga en el bolsillo (compartido con el que estableció la Real Sociedad entre la temporada 78-79 y la 79-80) y ya está a cuatro victorias, como mínimo, de ganar matemática­mente la Liga después de que Messi tumbara al Leganés con tres goles (3-1) que además le permiten empatar con Salah, del Liverpool, en la clasificac­ión de la Bota de Oro. Este récord, como tantas otras cosas, no se explicaría sin Messi.

A pesar de que el Leganés salió con el orden acostumbra­do, ese que le llevó a eliminar al Real Madrid de la Copa, sin ir más lejos, el Barcelona pronto se hizo con el control de la situación obligando a los pepineros a darse una panzada a correr de padre y muy señor mío en busca del balón.

Faltaban las ocasiones, pero la cara del Barça era otra muy diferente a la de los dos últimos partidos. El equipo daba la sensación de haber vuelto a coger el hilo. Las posesiones eran largas, las jugadas se concatenab­an y la presión era alta. Poco importaba que Sergi Roberto estuviera en la izquierda, Semedo en la derecha, André Gomes como pivote o que ni Iniesta ni Busquets estuvieran al mando de las operacione­s al tiempo que Alba y Umtiti descansaba­n en el banquillo: el ritmo blaugrana era difícilmen­te soportable para el Leganés.

El portero del equipo madrileño evitó el gol ante Suárez y ante Coutinho en los primeros 20 minutos de partido hasta que Siovas le hizo falta a Messi donde nunca hay que hacérsela. En el perfil izquierdo, a unos 23 metros de portería. Ideal para el argentino, que anda de dulce con los golpes francos. Messi dio otro curso de cómo se debe tirar una falta (lleva siete marcadas en lo que va de temporada) y anotó el 1-0. Cinco minutos después, con el Leganés todavía sin saber salir de la presión blaugrana y tratando de encontrar el balón, Coutinho asistió al argentino que marcó su segundo tanto. El Barça era el dueño de la situación.

Con 2-0, el Barça afrontaba la segunda parte con la idea de cerrar pronto el partido y empezar a dar descanso a los jugadores más cargados de minutos. Pero el Barcelona de salida se durmió en los laureles y el Leganés, gracias a la entrada en el campo de Beavue, empezó a estirarse. A los tres minutos de la reanudació­n cabeceó alto, más tarde, El Zhar volvió a avisar hasta que a los 68 minutos el mismo jugador aprovechó una contra para apretar el marcador. El Barça despertaba de su siesta.

Valverde reaccionó dando entrada a Jordi Alba y Messi volvió a conectarse al partido. Cuéllar evitó el 3-1 en una salida desesperad­a y el Barcelona pareció volver a controlar el partido. Pero Garitano, valiente, quiso ir a por el empate y retiró del campo a Rubén Pérez para dar entrada a Guerrero. El técnico local respondió dando entrada a Iniesta por Coutinho, dejando claro que no se fiaba un pelo de los madrileños.

Pero más que los cambios, lo que aseguró el partido fue la vuelta de Messi al trabajo. A pase de Dembélé, el argentino archivó el partido y aseguró el récord en una jugada en la que los visitantes protestaro­n que se había acomodado el balón con la mano. El récord está en un bolsillo, en el otro espera la Liga, pero el Leganés demostró lo que cuesta alcanzar el éxito.

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