AS (Valencia)

Detalles y necesidade­s

Se debe armar un proyecto Champions y eso tiene sus códigos Por Europa no puede ir con 21 futbolista­s

- CONRADO VALLE

El dato Solo 3 de 18 puntos contra sus compañeros de viaje en Champions

Decisión Vender a solo uno o a varios, a riesgo de romper la armonía

Pasadas 48 horas del partido del Valencia en el Camp Nou, en el que los de Marcelino tuvieron durante fases contra las cuerdas al Barcelona, hay que profundiza­r en la confesión del asturiano. “No estamos a la altura de ellos”.

E● n la mano de Ter Stegen a Rodrigo o en el pie de Keylor Navas a Parejo. O Correa aprovechan­do el único despiste defensivo del Valencia durante los 90 minutos de partido en el Wanda Metropolit­ano. Segurament­e en esos detalles, de centímetro­s en los casos de los dos porteros, se dejó el Valencia puntos por el camino en sus enfrentami­entos contra Barcelona, Real Madrid y Atlético, tres equipos que gracias al buen hacer de Marcelino y sus pupilos vuelven a ser rivales de facto del Valencia. A fin de cuentas, con ellos habita en la zona noble de la clasificac­ión y con ellos compartirá Champions el curso que viene. Pero el cúmulo de esos detalles no es causal, como tampoco lo es que el Valencia haya sumado 3 de 18 puntos contra ellos (16%) y 62 de 78 contra el resto (86%).

El Valencia de Marcelino ha dado pasos de gigante este curso, bastantes más de los que inclusive se pensaban de puertas hacia dentro de oficinas y Paterna. En este sentido, el guardameta Neto reconocía hace pocos días en Radio Valencia Cadena SER que Mateo Alemany le fijó como objetivo cuando le fichó en verano acabar la Liga en sexta posición. Dicho de otra manera, Alemany y Marcelino, gente de fútbol que miran el presente y no la historia, entendían y fijaban el primer paso para recuperar el proyecto de Lim en dar un salto de seis posiciones con respecto al curso pasado (12º) y clasificar­se así para regresar a competir por el Viejo Continente vía Europa League.

Pero, gracias a una buena (excelente) planificac­ión, un vestuario sano y solidario y un mensaje claro del entrenador a sus futbolista­s, además de una regularida­d de resultados a principio de curso por encima inclusive de los cimientos tácticos que tenía el equipo allá por septiembre y octubre, el Valencia, hace ya varias semanas, dejó de competir su puesto con quienes en teoría serían o se pensaba que iban a ser sus rivales: Sevilla y Villarreal. De hecho, cuando la Liga entraba en esas diez últimas jornadas en las que decía Luis Aragonés que se juegan los títulos/ los objetivos, el Valencia se encontraba -y lo sigue estandoluc­hando contra Atlético y Real Madrid por acabar segundo, tercero o cuarto.

Aún así, como bien dijo Marcelino en la sala de prensa del Camp Nou, “no estamos a la altura de estos equipos, tenemos que crecer”. Lo dijo tras un partido en el que el Valencia disparó más a puerta que los de Valverde (17 por 12) y en el que al descanso del encuentro la palabra que definía el sentir del valenciani­smo en redes sociales era orgullo. Pero 48 horas después de los disparos de Guedes y Rodrigo, la realidad de los datos es incuestion­able: 3 de 18 puntos contra sus compañeros de viaje en la próxima Champions. Ello significa que el Valencia, el curso que viene, tiene que mejorar para tratar llegar a ese nivel de competitiv­idad o llámese eficacia y, a su vez, no mermar en su regularida­d con los otros 16 equipos de Primera, que son ante los que ha sumado el 95% de sus 65 puntos.

El Valencia, que en paralelo a su competir por la Liga ha ido reforzando su estructura (el fichaje de Pablo Longoria es un ejemplo) tiene por delante unos meses diferentes a los de hace un año, pero igual de trascenden­tes para el proyecto. Dos son las principale­s diferencia­s: una, la limpieza de vestuario ya se hizo; otra, que llevan meses trabajando los que tienen que tomar decisiones, no como con Alesanco.

Pero el Valencia debe armar un proyecto Champions y eso es otro cantar. Eso tiene sus códigos. El Valencia, el año que viene, no puede ir por la vida con 21 futbolista­s, porque lo acabará pagando en Liga y de lo que se trata es de volver a la Champions para quedarse en ella, no para asomarse como con Nuno y morir en el intento por la planificac­ión. A su vez, el Valencia, que tiene que vender por valor de 45 millones para cumplir con el presupuest­o y mantener su margen de coste de plantilla según los parámetros de Fair Play, más allá de caja con Cancelos y Nanis, debe decidir quién está en venta y quién no; si vende a solo uno muy bueno y se queda con más de los que están o colocar a varios por menos, a riesgo de romper la armonía.

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