Rahm enamora a Madrid
El vizcaíno ganó el Open de España ● Batió a Elvira en un intenso final ● 47.218 espectadores acudieron en los cuatro días al torneo
Jon Rahm tenía un “sueño”: ganar el Open de España. Y lo hizo al fin. En el mejor escenario posible. En el Centro Nacional de Madrid, el lugar donde se entrenaba de adolescente cuando era un proyecto de golfista. Seis años después regresó siendo estrella, cuarto del mundo, y una marea humana se entregó a él durante cuatro días (47.218 en el acumulado, récord en España). Rahmbo, convertido en superhéroe a sus 23, no falló. La conexión fue total.
A la última jornada salía, en -15, con dos golpes de rémora respecto a Dunne (-17) y a uno de Elvira (-16), pero con dos factores a favor: el público y su instinto finalizador. Rahm fue a lo suyo, a hacer birdies gracias a su juego largo y con un putt que no mostraba su mejor versión, aunque suficiente para avanzar sólido. “Habrá que ver de qué pasta están hechos mis rivales”, avisaba. La suya está clara, es un devorador de títulos en los últimos 18 hoyos de torneos. Así ganó por primera vez en EE UU y con ese espíritu remató en el Centro Nacional.
Como si los palos de su bolsa fueran un martillo, iba clavando los cimientos de su vuelta (en el cuatro era líder). Mientras, Dunne se perdía y Elvira era el único que le aguantaba la cara. El cántabro se volvió humano en el 17 y se fue al agua… Rahm, que iba un partido antes salvó (con apuros) ese hoyo y acabó en -20, el resultado mínimo que había vaticinado para ganar. El vizcaíno, ese que se perdió (con un cabreo enorme) el torneo una vez por ir al instituto, era campeón del Open de España, como lo fue su ídolo Severiano Ballesteros tres veces (1981, 1985 y 1995). Rahm ya lleva una, igual que Antonio Garrido (1972), Sergio García (2002), Álvaro Quirós (2010) y Miguel Ángel Jiménez (2014). El club de oro del golf nacional.
“Fue mi domingo más difícil”, decía Rahm que vino a Madrid directo desde Augusta, con su espíritu guerrero intacto, pero castigado por el jet-lag y la tensión del Masters, donde había sido cuarto.
“Prometí que vendría al torneo y a ganar”, dijo el vizcaíno, golfista pasional que cumplió su palabra. Con “la experiencia” está aprendiendo a controlar las emociones. “Mantener el equilibrio ya me cuesta de por sí, imagine aquí”. Con momentos de tensión, buenos golpes y autógrafos ilimitados se ganó a casi 50.000 espectadores. Jon Rahm es su nuevo héroe.
Remontó El vizcaíno salió al último día con dos golpes de desventaja
Fatiga Llegaba del Masters, pero fue capaz de dar su mejor versión