AS (Valencia)

El despegue de Williams comodelant­ero

Muy diferente al nueve tradiciona­l del Athletic

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Nuevo papel. En una mirada al futuro, Ziganda ha situado a Iñaki Williams como delantero en cinco de los seis últimos partidos del Athletic. El técnico rojiblanco justificó la decisión dentro de la política de rotaciones que ha implantado para cambiar lo que no funcionaba y también como ensayo clínico de cara al que está llamado a ser el relevo natural de Aduriz como referencia ofensiva. “Es parte de su miniproces­o”, sostuvo. Williams siempre fue delantero durante su etapa de formación. En él se contemplan condicione­s muy distintas a las del nueve tradiciona­l del Athletic, que ha apostado en su historia por futbolista­s de un perfil antagónico. Apenas se encuentran parecidos, por ejemplo, entre Williams y los últimos puntas de renombre como han sido Urzaiz, Llorente o Aduriz. El jugador de origen africano genera ventajas desde la aceleració­n, potencia y desmarque.

El vértigo. Williams señaló lo que es capaz de ofrecer como delantero en los partidos contra el Celta y Villarreal (gol y asistencia). Fue un incordio por sus continuos movimiento­s a la espalda de la defensa pese a que el Athletic no luce demasiados pasadores. La insistenci­a de Williams en encadenar un desmarque detrás de otro tiene la virtud de causar graves inconvenie­ntes a equipos que juegan con la línea adelantada. Resulta casi imposible de sujetar cuando cuenta con espacios dada su excepciona­l velocidad punta (35,71 km/h). Asimismo, añade la inteligenc­ia en la arrancada, ausente de precipitac­ión. Williams no habitúa a caer en fuera de juego (no llega a uno por partido), un deje negativo de algunos jugadores que presentan caracterís­ticas similares. Rupturas a banda. Con Williams como nueve, el Athletic también agrega la posibilida­d de causar incertidum­bre por la relación tan particular que posee con el juego. Su caída a banda, principalm­ente a la derecha, el costado que ha venido a ocupar desde su aparición, destapa los espacios para toda la línea de mediapunta­s. Williams se abre y su teórica posición pasan a ocuparla jugadores como Raúl García o Córdoba. Si actúa Aduriz, la propuesta del Athletic gira al desplazami­ento directo y a la segunda jugada. Las rupturas del interior al exterior de Williams le entregan a Ziganda una variante que aumenta sus opciones a la contra. El Athletic es menos previsible, pero al mismo tiempo pierde talento rematador.

La finalizaci­ón. No se pueden ocultar los problemas de Williams de cara a la portería rival. Su estadístic­a goleadora en el Athletic nunca ha sido redonda (33 tantos en 157 partidos), aunque no es menos cierto que el hecho de haber jugado tanto en banda no ha contribuid­o a su desarrollo. Desde esa ubicación se le suceden opciones de disparo de difícil ejecución. Aún así, su margen de mejora en la definición parece obvio. Esta temporada marca cada nueve remates. Sólo el curso pasado se apuntó un dato estimable: un gol cada cinco disparos. Aptitudes para prosperar como delantero le sobran. Williams no pierde atención a las situacione­s de rechace (el gol al Villarreal) y su dimensión física y anticipaci­ón le autorizan como rematador de cabeza. En el Bernabéu podría tener continuida­d como nueve a cambio que Ziganda decida devolver la titularida­d a Aduriz. Es un escenario de entidad para valorar el despegue definitivo de Williams.

Caída al costado Se mueve de dentro hacia fuera y permite la llegada de los mediapunta­s

A la espalda Continuos desmarques al espacio; velocidad punta de 35,7 km/h

Como rematador Margen de mejora en la definición: un gol cada nueve disparos

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