El mejor, junto a Pellegrini, de la historia del Villarreal
La vuelta de Marcelino, el último capítulo de la relación
Dijo Marcelino antes del partido de la primera vuelta que enfrentarse al Villarreal era especial, pero admitía que lo sería mucho más “el día del regreso al Estadio de la Cerámica”. El técnico quiso quitar trascendencia a ese partido en Mestalla, quitándole el morbo a ese reencuentro y amortiguando todo lo que sucedió en su salida. Algo así como aquel que se reencuentra con un o una ex, con la que no acabó bien, y puede hacerse el despistado. Pero esta vez ese despiste es imposible, ya que ninguna de las dos partes van a poder evitar verse las caras y recordar su relación. Y la del Villarreal y Marcelino no fue una relación de poco fuste. Fue una de las más intensas, ardientes y estables, que se les conoce a ambos. Es de esos amores tan queridos como reñidos, y que se sabía que tanta intensidad no acabaría bien.
Aquel divorcio fue sonado, aunque la sensación es que el abandonado fue el técnico, que fue el que en aquel momento no esperaba un final como ese. Como vaticinó el día que llegó al club, Marcelino hizo evidente aquello de ser “un técnico de proyectos cortos”. Pero ahora mismo lo destacado no está en Marcelino o en los dirigentes del Villarreal, que al final son profesionales y les va en el cargo y el sueldo. Lo destacado es ver como recibirá el Estadio de la Cerámica al técnico, en su regreso a la que fue su casa. Y es que como en todo divorcio, las dos partes tienen su razón y a ella se agarrarán para justificar lo sucedido.
Pero los aficionados son como los amigos y los familiares decada cónyuge: cada uno tendrá su visión y su explicación de los hechos. Lo que es verdad es que Marcelino, junto a Pellegrini, es el mejor técnico de la historia del Villarreal, en eso no hay duda. Es más, Marcelino fue capaz de rescatar al equipo en su peor momento, sacándolo del infierno de Segunda y devolviéndolo a la gloria. Eso ha calado en muchos aficionados, que ven al técnico como uno de los mejores. Es verdad que su presencia en Valencia es una mala noticia, ya que eran conscientes de que le iría bien y nunca gusta ver a un ex con tu enemigo.
También es verdad que un sector crítico celebró su salida. Fueron los menos, normal por el desgaste del cargo y por su fuerte personalidad. Pero Marcelino dejó huella en el Villarreal, y aunque no salió de la mejor manera, nadie le puede quitar lo que se ganó en el campo. Lo que perdió en las oficinas y en el vestuario con el día a día, ya lo pagó con su salida. Por lo que a esta historia le queda el capítulo final y ese es de reencontrarse con los que fueron sus aficionados tras lo sucedido. Y eso sucederá este sábado.
Salida No fue de la mejor forma pero no se le debe quitar lo que ganó en el campo