A la F1 en el ‘safety’ de la Fórmula E
■ Los hay educados, la mayoría. “¿Podemos hacer una foto a tu coche?”. Después hay otros. “Tío, ¿es un F1? Si es un BMW, ¡qué guapo!”. Y se suben en el capó para hacerse un selfie. Es el riesgo de viajar en una obra de arte como el BMW i8, el impresionante coupé híbrido con el que he tenido el placer de llegar al GP de España. Tiene tecnología de F1 y 362 caballos, pasa de cero a cien en cuatro segundos. ¿Cuánto corre? Esa es otra de las preguntas. La punta, limitada, es de 250 km/h.
Es espectacular, y más aún si abrimos las puertas, hacia el cielo. Otra cosa es entrar en él... Primero una pierna y a partir de ahí, deslizarse hacia otro mundo con un interior de cuero, toda la tecnología y salpicadero digital, con una pantalla que cambia de color según el modo de motor que utilices, otro recuerdo de la F1...
Se puede cargar con enchufe, pero también, y esto sí es de F1, el propio motor de combustión recarga las baterías. Puede llegar a 120 km/h y recorrer más de 30 kilómetros en modo eléctrico, pero en sport acelera como un superdeportivo. Y sobre todo es muy bonito: líneas agresivas, aerodinámica efectiva... Va pegado al suelo como un F1 aunque sea el safety car de la Fórmula E. Un coche especial para sentirse especial. Ya habrá tiempo de volver a la realidad...