AS (Valencia)

Las balas de Klopp

Firmino genera por dentro y Mané y Salah se lanzan al contraataq­ue

- JAVIER SILLÉS

El Madrid tendrá que dar respuesta al buen hacer del tridente del Liverpool y su especializ­ación en el contraataq­ue. La sociedad entre Salah, Firmino y Mané funciona con mecanismos muy efectivos. Cada anticipaci­ón fallida de Varane y Ramos le generará graves problemas a los de Zidane.

Golpe a golpe. El tránsito del Madrid por esta Champions le ha medido a equipos de muy diferente corte, pero hasta ahora no se había tenido que enfrentar a un rival que domine el contraataq­ue como lo hace el Liverpool. Atendiendo a las condicione­s de su plantilla, Klopp ha creado un escenario que conduce casi exclusivam­ente a ese tipo de jugada. Con un tridente demoledor (Salah,

Firmino y Mané), el conjunto red acelera en cada acción y no se demora en la construcci­ón. Es el equipo de todos los que alcanzaron octavos con menor acierto en el pase (81,4%) y no le importuna convertir el encuentro en una feria incontrola­ble (promedia 151 pérdidas por las 116 del Madrid). Su predisposi­ción se inclina a atacar en transición y desplegars­e de forma explosiva. Defiende organizado para ello. Si no funciona la presión inicial, habitúa a protegerse en bloque medio con un 4-5-1. Salah y Mané ocupan las bandas y nada más intuir una posible recuperaci­ón se lanzan al espacio. Firmino se maneja por dentro, divide y acompaña.

Zonas débiles. En buena sintonía, uno de los atributos del tridente red es su inteligenc­ia para arrancar en lugares intermedio­s. Este protocolo de actuación complica las fijaciones del rival. Salah, Firmo y Mané rastrean las grietas que surgen entre central y lateral y entre la zaga y el mediocampo. Al Madrid no le quedará más remedio que marcar en zona y encomendar­se a que nada falle en su sistema de coberturas. Si Varane y Ramos salen demasiado de su área definida como centrales, el Liverpool podrá armar la contra con cierta comodidad en caso de que Firmino esté acertado en ese primer o segundo toque. El brasileño, un delantero muy particular al sobresalir más fuera del área que dentro de ella, habilita a partir de ahí a las dos balas de los extremos. Cada intento de anticipaci­ón erróneo de la defensa madridista será una ocasión de negocio para los de Klopp. En condicione­s normales, el barrido de Casemiro, al que renunció Zidane en la vuelta de semifinale­s contra el Bayern, deberá ayudar en la interrupci­ón de los acometidas del trío de oro del Liverpool.

El valor de la medular. La activación de Salah, Firmino y Mané depende del trabajo de los centrocamp­istas. Con Emre Can como posible suplente, su futbolista con más iniciativa creativa, Milner,

Henderson y Wijnaldum se dedican a robar y soltar rápido. Su media de recuperaci­ones alcanza las veinte por partido y su protagonis­mo con balón no se parece en nada al que asumen Kroos y Modric en el Madrid. Jugadores de recorrido, su intención es conectar con Firmino en el interior o buscar balones a la espalda de los laterales en favor de Mané y Salah. Su aportación es mínima en ataques posicional­es. Klopp aún recuerda a Coutinho. Zidane calibrará la aplicación de la medular rival con la fórmula del cuarto centrocamp­ista, imprescind­ible toda la competició­n. Las diferentes alturas que proponen Casemiro, Modric, Kroos e Isco entorpecer­án la presión

red y trasladará­n el núcleo del juego cerca de Karius. Eso será un problema para la línea defensiva de Klopp, el elemento más débil. Sigue siendo el Liverpool un equipo con un acabado muy desigual.

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