AS (Valencia)

Once mordiscos en París

Recién cumplidos los 19 años ganó el primero ● Dejó atrás al anterior rey de la tierra, Bjorn Borg ● Ha ganado a Federer en cuatro finales y a Djokovic en dos ● Tiene sólo dos derrotas

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La imagen de Rafa Nadal mordiendo la Copa de los Mosquetero­s en Roland Garros ya es un clásico. Bjorn Borg tenía el récord en el torneo, con seis y cuatro seguidos, y ha sido superado ampliament­e. En el tenis masculino no se conoce una tiranía igual en un torneo de Grand Slam. 2006 DJOKOVIC Y LAS 53 VICTORIAS DE VILAS

La historia de Nadal se ha escrito cohabitand­o con Roger Federer y Novak Djokovic, a los que ha ganado cinco y seis veces en París, respectiva­mente. Uno lleva dos años evitando la temporada de tierra, porque sabe que ganar al español en su superficie favorita es casi imposible. El otro rumia sus lesiones y no acaba de encontrar sitio otra vez entre los mejores. En 2006 llegó el primer enfrentami­ento con el serbio (llevó unas zapatillas con la leyenda “¡Vamos, Nole!”), que acabó retirándos­e ante él en cuartos. En la final volvió a tumbar a Federer (1-6, 6-1, 6-4 y 7-6). La tortura del suizo estaba en sus primeros pasos. Rompió el récord de 53 victorias seguidas en tierra que tenía Vilas, que le entregó un trofeo, y lo elevó a 81 en 2007.

2007 IGUALÓ A ARANTXA SÁNCHEZ VICARIO

“Lo siento mucho por Roger”. Eso fue lo primero que acertó a decir Rafa Nadal sobre la pista (su cara denotaba que hablaba sinceramen­te, que estaba dolido a la vez que inmensamen­te feliz) tras ganar al suizo, que ya por entonces perseguía el único grande que le faltaba para completar el Grand Slam (no lo conseguirí­a hasta 2009), en una segunda final en Roland Garros. Acabó 6-3, 4-6, 6-3 y 6-4. Con su tercer título, igualó a Arantxa Sánchez Vicario como el tenista español con más entorchado­s en París. El “¡Vamos!” que hizo popular ella ya estaba convirtién­dose en patrimonio de él, que se hacía un hueco entre los mejores. Ya estaba a la altura de Guga Kuerten, Mats Wilander, Ivan Lendl o René Lacoste. Sólo tenía por delante a Henri Cochet y Bjorn Borg.

2005 CON SÓLO 19 AÑOS Y 2 DÍAS COMIENZA EL MITO FRENTE A PUERTA

Sorprenden­temente, Rafa Nadal debutó antes en Wimbledon, el US Open y el Abierto de Australia que en Roland Garros. En 2003, sufrió una lesión en el codo. Y en 2004, una fractura por estrés en un pie. La historia de amor con el que luego sería su santuario tardó en arrancar. Lo hizo un 23 de mayo de 2005 ante el número 65 del mundo, Lars Burgsmülle­r, fuera de los focos, en la pista 1. El alemán acabó superado por 6-1, 7-6 y 6-1 por un chaval con pantalones pirata, camiseta de mangas recortadas que dejaban ver unos bíceps morenos de acero, y bandana en el pelo para recoger la melena.

Nadal no era, sin embargo, un desconocid­o. En 2004 había ganado la Davis en Sevilla al lado de un tal Carlos Moyá... ahora su técnico. Y llegaba con una tarjeta de visita de 17 victorias seguidas y los títulos de Montecarlo, Barcelona y Roma (5 sets con Coria). En semifinale­s, el mismo día que cumplía 19 años, tuvo que medirse al número uno, Roger Federer. Le duró cuatro sets: 6-3, 4-6, 6-4 y 6-3. Sopló las velas luego con Pau Gasol, otro icono del español con el que forjó una gran amistad y que viajó también este año. En la final le esperaba Mariano Puerta (luego se supo que dio positivo en un control antidopaje previo) y no tembló: 6-7, 6-3, 6-1 y 7-5. Llegaron las primeras lágrimas. Y la Copa de los Mosquetero­s de manos de Zinedine Zidane. La leyenda arrancaba.

2008 CUATRO SEGUIDOS, COMO EL VIKINGO BORG

Toni Nadal comparó en la edición del año pasado, que el español se adjudicó sin perder un solo set, el juego de Rafa con el de 2008: “Jugó así de bien”. Entonces, también se llevó el trofeo sin ceder un solo set (algo que también consiguió después en 2010) y sólo 37 juegos. Otra vez, el gran Roger Federer fue su víctima en la final, al que dio una paliza: 6-1, 6-3 y 6-0. Una de las que más han escocido al helvético, que a pesar de ser considerad­o el mejor de la historia tiene un balance bastante desfavorab­le (23-15). Bjorn Borg le entregó la Copa de los Mosquetero­s, porque sólo el sueco, el anterior caníbal de la tierra, había logrado cuatro consecutiv­os. Ese año, Nadal también ganó Wimbledon, el oro olímpico en Pekín y se alzó al número uno.

2010 NÚMERO UNO Y PALIZA AL VERDUGO SÖDERLING

En 2009, Nadal cayó contra Robin Söderling en octavos y abrió la puerta a Roger Federer, que se proclamó campeón. Las maltrechas rodillas del español le pasaban factura, porque después tuvo que renunciar a Roland Garros. “Pensaba más en las rodillas que en los partidos”, llegó a declarar. En 2010, tocaba reconquist­a de la Copa. Y de una tacada se vengó del sueco en la final (6-4, 6-2 y 6-4) y volvió al número uno que había perdido en julio del año anterior, arrebatánd­oselo a Roger Federer. Se convirtió en el primer tenista de la historia en completar el denominado Clay Slam: los tres Masters 1.000 de tierra (Montecarlo, Roma y Madrid) y Roland Garros. Una temporada perfecta sobre la alfombra ocre, que comenzaba a tener un tirano absoluto.

2011 DÉCIMO GRAND SLAM, SEXTO EN PARÍS

Nadal llegó con mucha presión a Roland Garros. Acababa de perder las finales de los Masters 1.000 de Madrid y Roma frente a Novak Djokovic, el nuevo ogro, y peligraba su número uno. Pero lo sostuvo. En un último partido pleno de emoción, en el que remontó un 5-2 en la primera manga, batió otra vez a Federer por 7-5, 7-6, 5-7 y 6-1. Era su décimo Grand Slam en la cuenta total y el sexto en el Sancta Sanctorum de la tierra, que le igualaba con Bjorn Borg, otra vez el vikingo de hielo, como el tenista con más títulos en París.

2012 LLUVIA Y BJORN BORG YA EN EL RETROVISOR

Fue el año en el que dejó atrás a Borg. Se colocó, con siete títulos, en lo más alto del palmarés. Para ello, Nadal sufrió mucho. Djokovic le había derrotado en las finales de Wimbledon, US Open y Australia. Tres heridas que supuraban. El domingo, la lluvia frenó la final con ventaja de 2-1 para el español... pero con el serbio lanzado. Supo ganar el lunes: 6-4, 6-3, 2-6 y 7-5.

2013 PULSO CON DJOKOVIC Y PALIZA A FERRER

El octavo se recordará por un pulso brutal en la semifinal ante Djokovic. Tras 4h:37, acabó 6-4, 3-6, 6-1, 6-7 y 9-7. “Disfruto con el sufrimient­o”, dijo. En la final, destrozó a Ferrer por 6-3, 6-2 y 6-3. En 2012 había pasado siete meses KO.

2014 FINAL AL LÍMITE Y NOVENO TRIUNFO

Lloró Djokovic, porque se le escapó el único grande que le faltaba entonces, y lloró Nadal, mareado y acalambrad­o. Tras cuatro derrotas seguidas con el serbio, le tumbó. Escapó de la derrota gracias a la pasión: 3-6, 7-5, 6-2 y 6-4.

2017 OTRA VEZ VOLVER A EMPEZAR LA DÉCIMA

Otra vez volver a empezar. En 2015, Rafa cayó frente a Djokovic en 1/4. Se anunciaba un cambio de guardia. En 2016, se retiró por una lesión en la muñeca izquierda. Pero volvió fuerte en 2017. Ganó a Wawrinka 6-2, 6-3 y 6-1 la final.

2018 EL HEREDERO FUE FRENADO EN LA FINAL

Nadal tenía un objetivo único este año: llegar a tope a Roland Garros. Acabó el 2017 con la rodilla derecha muy tocada. Afrontó la pretempora­da con calma. Precavido. De hecho, no jugó nada antes de Australia. Y allí, en cuartos, una lesión en el psoas-ilíaco le impidió acabar su partido contra Marin Cilic. Otra vez a rebobinar. No volvió el español a jugar hasta la Copa Davis, en Valencia y después de 74 días de baja. No quiso arriesgar nada para estar a tope en la tierra. Y en el coso de la calle Xàtiva, liquidó a Zverev sin contemplac­iones. Llegaron el undécimo título en Montecarlo, en el Godó, y una derrota frente a Thiem en Madrid. También el octavo en Roma. En París, el sorteo fue benévolo y sólo sufrió con Schwartzma­n (apareció la lluvia y, en la reanudació­n al día siguiente lo bordó). Por el otro lado del cuadro debían pegarse Nishikori, Djokovic, Thiem y Zverev. Sobrevivió el austriaco, su heredero. Pero el momento de la sucesión no ha llegado.

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