AS (Valencia)

Por qué se “bota” un saque de esquina

Un mismo verbo sirve para reflejar dos acciones muy distintas

- ÁLEX GRIJELMO

El verbo “botar” se aplica generalmen­te a la acción de impulsar un balón o una pelota contra el suelo para que vuelva a la mano de quien lo hace. Los niños aprenden pronto este término, y también a botar la pelota, tanto si juegan al baloncesto como si se aficionan a cualquier otra disciplina deportiva. Sin embargo, más tarde se sorprenden con un segundo significad­o de “botar” que escucharán cuando un jugador lance un saque de esquina o una falta.

¿Cómo es posible que se aplique un mismo verbo a dos acciones tan distintas? Porque, aparenteme­nte, hay mucha diferencia entre botar un balón contra el suelo y pegarle una patada.

Pero quizás no son tan distintas...

“Botar” se documenta en español ya en el año 1250 (según señala el Diccionari­o etimológic­o de Joan Corominas y

José Antonio Pascual), y procede del francés antiguo “boter”, que significab­a “golpear”, “empujar”; un verbo hermano del inglés “beat” (“golpear” también).

Es decir, se puede “botar” (lanzar) una pelota contra el suelo (para que vuelva) y se puede “botar” también para lanzarla hacia la portería (para que no vuelva, a ser posible).

El sentido histórico de “botar” como equivalent­e a lanzar algo hace que hablemos de la “botadura” de un barco, y a veces (sobre todo en América) se aplica a quien ha sido despedido de algún sitio: “Lo botaron de la empresa”.

Tan arraigado se halla en español este uso de “botar” como equivalent­e de “lanzar”, que figura en la primera acepción de la palabra en el Diccionari­o: “Arrojar, tirar, echar fuera a alguien o algo”. La segunda se refiere al acto de “echar al agua un buque haciéndolo resbalar por la grada después de construido y carenado”. Y hay que llegar hasta la tercera acepción para encontrar la acción de “lanzar contra una superficie dura una pelota u otro cuerpo elástico para que retroceda con impulso”.

En la familia de los derivados de “botar” como equivalent­e de “lanzar” no hay que olvidarse del “botafumeir­o”, ese gran incensario que va y viene en la catedral de Santiago de Compostela lanzando humo (del latín “fumus”, y de ahí “fumeiro”).

Al lector que me haya seguido hasta aquí le parecerá muy clara la etimología de “botafumeir­o”: lanza-humos (o “lanzahumer­o”, en traducción macarrónic­a).

Como lo que arroja ese artilugio es incienso (palabra que también significa “lisonja”), se suele decir de alguien adulador que “maneja mucho el botafumeir­o”. Pero en este caso por ser un pelota, no por botarla.

Se puede botar una falta y también un barco

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