Esto es solo el principio, aún hay margen para recuperar
Estas etapas no te dan el Tour, pero son las que te lo hacen perder. Se mascaba la tensión entre los favoritos, que no querían regalar ni un segundo de cara a la general. Da igual que la carretera sea estrecha, o la cantidad de corredores que tengan en un radio de un metro. El premio final en estos días no es otro que llegar en familia. Precisamente Nairo Quintana no gozó de ese privilegio. A falta de 3,3 km y sin compañeros de equipo a su lado, tuvo una avería en las dos ruedas de su bici. José Joaquín Rojas, con orden de prestarle la suya, se vio involucrado en una caída. El líder de Movistar, solo contra el mundo, tuvo que esperar la reparación de su máquina para completar la etapa. De haber pasado la pancarta de los 3 km, habría entrado con el tiempo del líder. Y lo que fue un problema, en la segunda etapa sería una anécdota.
Hubo otros perjudicados: Chris Froome, Richie Porte y Adam Yates se cayeron y también perdieron tiempo. No alcanzó el minuto, pero en este deporte se paga un alto peaje por recuperarlo. Y lo que supone un percance en llano, equivale a un esfuerzo sobrehumano en montaña que te condiciona para el resto de la carrera. A pesar de todo, aún hay margen de maniobra. Varios líderes comienzan a contrapié, pero son capaces de cambiar las tornas. Ya lo consiguió Froome en el último Giro. Aunque lo que preocupa a corto plazo es la crono por equipos de mañana. De haberse disputado en la primera jornada, los conjuntos partirían en igualdad de condiciones. Si hay abandonos, el potencial de alguna escuadra puede quedar mermado, y con ello sus opciones a un Tour que se ha puesto patas arriba.