AS (Valencia)

Aquí nadie se mueve

Ganó Alaphilipp­e Ion Izagirre fue 2º Valverde entra al podio: 3º

- JUAN GUTIÉRREZ LA CRÓNICA

Cuando en 2016 le vimos golpear con fuerza el manillar, después de perder la Flecha Valona ante Alejandro Valverde, ya supimos que Julian Alaphilipp­e iba a ser un ciclista especial. Entonces aún no se había presentado en la alta sociedad, pero corrió con la ambición del mayor campeón. Dos años después, el francés se coronó en esa misma clásica. Dulce desquite. En este martes alpino, Alaphilipp­e logró ya inscribir su nombre en el Tour con una exhibición. También tiene una etapa en la Vuelta de 2017, en el Xorret de Catí. Es lo más parecido a Valverde que existe en el pelotón actual, aunque aún debe refrendarl­o en las grandes. En ello anda. Su triunfo fue lo más potable de una jornada de desgaste en la que los favoritos no se movieron.

La Humanidad sobrevivió a un lunes sin Mundial de fútbol, sin Wimbledon y sin Tour… El pelotón restañó sus heridas del domingo, que fueron muchas en el pavés. Y julio encaró ayer con alegría su primera jornada de gran montaña. Al fin. Llegaron los Alpes, siempre majestuoso­s, con cinco puertos concentrad­os en 158 kilómetros. Viejos conocidos como La Colombière y nuevos fichajes como el Plateau des Glières, una subida de categoría especial aliñada con 1.800 metros de tierra.

Mikel Landa comenzó la etapa como había terminado la anterior: con una caída. Esta vez ni siquiera había comenzado el recorrido oficial cuando se produjo una montonera en la neutraliza­da, que también envió al suelo a Ion Izagirre y Fernando Gaviria. Se levantó, cambió de bicicleta y continuó. A ver si ya ha cubierto el cupo de desgracias. El Tour te espera con una guadaña en cualquier rincón.

A Chris Froome le esperaba con un pinchazo en pleno sterrato, en ese atractivo Glières que dio colorido al recorrido, pero no decidió nada. Estaba demasiado lejos, a 115 kilómetros. No vivimos en los tiempos de Coppi. Nadie atacó a Froome. Cuando alcanzas ciertos altares, ni te atacan cuando pinchas en un gran puerto, ni te sancionan cuando inhalas.

Sin ataques. A esas alturas ya estaba formada la escapada con 21 corredores y muchos ilustres metidos en faena, entre ellos el maillot amarillo, Van Avermaet, junto a Sagan, Alaphilipp­e, Gilbert, Gesink, Gallopin, Taaramae… Y también Ion Izagirre, que llegó segundo. Un tiro al poste. El Sky marcaba el ritmo por detrás, no sabe correr de otra manera. Su insistenci­a auguraba un ataque de Froome que nunca se produjo. El resto de rivales se dedicaron a esperar. Y plantados se quedaron. Tampoco exprimió la baza de vestir de amarillo a Geraint Thomas. Quien sí lo defendió con uñas y dientes fue Van Avermaet. Sabe que no lo lucirá en París, pero se esmeró como si fuera el último día. Excelso.

Como nadie se movió, no supimos cómo anda el corral de los gallos. Tan sólo sufrió Rigoberto Urán, más golpeado por su caída del pavés que por su forma: perdió 2:36. Cuando en la cima de La Colombière hubo un acelerón de Dan Martin, también vimos descolgars­e a Valverde, aunque luego explicó que se le había salido la cadena. Reaccionó y ya está en el podio: tercero. Froome se delató igualmente al pedir a sus gregarios que redujeran el ritmo. ¿Síntomas? Tendremos que esperar a hoy o a mañana para comprobarl­o. Se avecina más montaña. Alguien tendrá que hacer algo.

 ??  ?? PINCHAZO SOBRE LA TIERRA. Chris Froome sufrió una avería en el tramo de grava del Plateau des Glières, pero ningún rival intentó aprovechar el incidente.
PINCHAZO SOBRE LA TIERRA. Chris Froome sufrió una avería en el tramo de grava del Plateau des Glières, pero ningún rival intentó aprovechar el incidente.
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