A golpes bajo el sol de mediodía
Roger adelantó por dos ocasiones a un Levante comandado por Morales Cheryshev y Parejo, de penalti, empataron Expulsión de Coke en el 75’
Sombreros, gorras o paraguas; abanicos, periódicos o cartulinas. Todo objeto era bueno para taparse del sol y airearse contra la humedad. Hacía calor, sofocante por momentos, aunque se pudo jugar. Vaya si se jugó. Los golpes no fueron de calor sino de fútbol. Empate a goles y a méritos. Una parte para cada uno. El Levante fue mejor hasta el descanso. En especial Morales y Roger. Liebre y cazador se unieron contra el Valencia. Uno mareó a cuantos blanquinegros se le cruzaron, otro les golpeó sin compasión. Pero los de Marcelino, que acabaron con uno más tras ser expulso Coke (75’), despertaron gracias a un penalti de Toño sobre Carlos Soler e incluso tuvieron la victoria a tiro en sendos remates al palo de Kevin Gameiro. Finalmente el derbi acabó en tablas y también con las existencias de agua.
El Levante en ataque se movió al compás de Morales. Al de sus arreones. Su estilo es vintage, desaliñado, corre como si le obligaran a hacerlo, cabeza gacha y zancadas descompensadas. Pero su estilo es lo de menos, lo de más es su influencia, su desequilibrio, su efectividad. Arranca y solo tiene un fin. Morales recuperó el balón en su campo, craso error de Parejo, aunque quien iba a pensar que cometerlo allá iba a tener tal castigo; caño a uno, en este caso a Wass; por el camino dejó a cuantos le entraron, que fueron Parejo, Diakhaby y Soler; y en cuanto pisó área Morales asistió a Boateng, que remató al cuerpo de Neto, que despejó donde no debe hacerlo un portero y Roger no se lo perdonó. Gol de cazador, lo que fue ayer del Valencia.
Roger hizo el primero y también el segundo. Éste de clase. La de Bardhi con su pase de 40 metros y la del ‘9’ por su control con la izquierda y su preciso remate con la derecha. Ello con Gabriel y Piccini respirándole en el cogote. Ese gol ponía de nuevo al Levante por delante. Cheryshev había marcado antes para el Valencia. Tercer gol del ruso en tres partidos contra los granotas, un gol que no le viene mal en lo personal ahora que Guedes ya está por Valencia. Y pudo sumar en su haber una asistencia, pero Gameiro en una le pegó mal y en otra la envió al travesaño.
Paco López tuvo el partido controlado hasta el descanso. Se jugaba dónde el Levante quería. El Valencia añoraba a Kondogbia. También a Parejo, aunque éste sí estuviera. Entre Prcic y Campaña se bastaban para maniatar a Wass y al de Coslada. Rodrigo aparecía con peligro pero a cuenta gotas y ni Piccini ni Gayà hicieron suyas las bandas. Solo Carlos Soler mantenía el tipo en la medular. El Valencia llegaba poco y a trompicones. Perdía el balón en las más y el Levante, así, hacía lo que más le gusta: contragolpear, buscarle la cosquillas, marearle, agitarle. Al ritmo de Morales, con los golpes de Roger. Cinco goles lleva encajados el Valencia en Liga y el larguero evitó un sexto de Morales. Demasiados para ser un equipo de Marcelino.
De Boateng al penalti. Bien pudo quedar sentenciado el derbi si Boateng hubiera aprovechado un error de Diakhaby, que tiene tantas virtudes físicas como trabajo por hacer para aprovecharlas. Fue recién empezó la segunda mitad. Pero el ghanés se llenó de balón y al poco Toño cometía penalti sobre Soler. Parejo lo transformaba y ahí, como si de una tortilla se tratase, el derbi cambió de lado.
Empezó el show de Marcelino en la zona de técnicos, propia de ‘Lo que el Ojo no ve’. El asturiano veía que su equipo podía llevarse el partido y se desgañitaba cuando fallaban, cuando no presionaban. Y fue a grito pelado de su entrenador como los blanquinegros empezaron a imponerse en los balones divididos. Recuperaban antes, corrían más. Oier les sentía cerca
Fue entonces cuando Gameiro se topó con el palo y el travesaño. Marcelino movió banquillo sacando artillería fresca. Batshuayi, Mina y Ferran, sobre todo éste último, que provocó la expulsión de Coke. Roja y tiempo muerto para refrescarse. Los de Marcelino tenían 15’ por delante (más otros 5’ de descuento) para llevarse el derbi. Lo tuvieron a su alcance en dos ocasiones de Mina, una anulada por fuera de juego. Al Levante, por más méritos que hubiera hecho, no le quedaba otra que aguantar. Lo logró.