AS (Valencia)

Valverde ya es de oro

A sus 38 años, y tras una carrera tremenda, conquistó el Mundial

- JUANMA LEIVA CLASIFICAC­IÓN

Yal final Alejandro Valverde lo logró. El ansiado oro mundial. Ese que llevaba toda una vida persiguien­do. Un objetivo para el que parecía estar ante su última oportunida­d a sus 38 años: “Creía que no llegaría nunca”.

Pero el ciclismo se lo debía. Su constancia y su punta de velocidad, esa que le ha labrado un palmarés de leyenda, hicieron el resto. Esta vez le tocó al francés Bardet (plata), al canadiense Woods (bronce) y al holandés Dumoulin (cuarto) morder el polvo en la recta de meta de Innsbruck. El murciano sabe como nadie qué se siente. Fue su séptima medalla... pero la primera de oro.

El colofón a un palmarés de ensueño para el que se volcó toda una Selección magnífica. Valverde hizo lo más difícil, sí, pero si llegó hasta ahí con sus opciones intactas fue por el trabajo coral de todos sus compañeros. Esos que acudieron a la concentrac­ión de Sierra Nevada de mala gana y salieron con una sonrisa en la boca y una idea fija: “Lo daremos todo por el Bala”. El gran mérito del selecciona­dor, Javier Mínguez.

Bloque. Porque, lejos de los fallos de entendimie­nto del pasado, la estrategia fue tan impecable como sencilla: saltar a todos los cortes. Ahí estuvo Castroviej­o poniendo ritmo, Fraile y Herrada secando los primeros intentos importante­s, De la Cruz continuand­o el trabajo, Izagirre y Nieve acompañand­o al murciano en los momentos claves, labor que no pudo hacer un Enric Mas desfondado en su debut mundialist­a. Ya llegará su momento.

El de ayer era de Valverde. Que dio la cara cuando todo se decidió, en el temido infierno austriaco llamado Gramartbod­en, con su rampón al 28%. Para entonces, los ataques italianos y holandeses habían descartado a buena parte de los aspirantes: Kwiatkowsk­i, los Yates, Roglic (una caída le mermó), los colombiano­s, Nibali...

Francia. Sólo la potente Francia parecía intacta. Aunque pecó de impetuosa. El ritmo de Bardet, siempre valiente, sirvió para dar caza al peligroso Valgren, que llegó a Gramartbod­en destacado, pero también para descolgar a su teórico jefe, Alaphilipp­e. Lo hecho, hecho estaba. Así que Bardet se vio con los galones como para seguir hacia delante. Mirar atrás sí que hubiera sido un error imperdonab­le. Más cuando Moscon, la entonces única baza italiana, también cedía. Sólo el guerrero Woods y un Valverde al que se le iba poniendo cara de ganador, le seguían. Un podio casi decidido que sólo amenazaba Dumoulin, que hacía eses en la pared infernal pero avanzaba mucho en cada pedalada.

El holandés llegó a estar en la pelea por las medallas, pero Valverde ya se sabía favorito y no dio opción al resto. Arrancó pronto, con convicción, y murió encima de la bici hasta que no se vio sobre la línea de meta. Entonces miró al cielo y rompió a llorar mientras su masajista, Juan Carlos Escámez, le abrazaba. Cada miembro de la Selección que llegaba, se unía a la piña. Lo habían logrado. Alejandro Valverde ya era de oro.

Equipo España controló la carrera en un trabajo coral impecable

Infierno Mientras Alaphilipp­e y Moscon se quedaban, Valverde crecía

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 ??  ?? CAMPEÓN DEL MUNDO. Alejandro Valverde grita eufórico tras imponerse a Romain Bardet, Michael Woods y Tom Dumoulin en la recta final de Innsbruck.
CAMPEÓN DEL MUNDO. Alejandro Valverde grita eufórico tras imponerse a Romain Bardet, Michael Woods y Tom Dumoulin en la recta final de Innsbruck.
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