Doblete de Prado “en la cima del mundo”
Ganó en Ímola las dos últimas citas del Mundial de MX2 y celebró en la pista y rodeado de su gente el título que se aseguró el jueves
Pasó por última vez ante el box de su equipo, cerró el puño y levantó el brazo. Quedaba una vuelta entera para acabar la primera manga, pero Jorge
Prado ya se sabía ganador con más de 20 segundos de ventaja sobre el siguiente clasificado en una prueba de 30 minutos. A la carrera, su familia, su equipo y algunos de los más de cien fans que se desplazaron a Italia para celebrar el título como todos hubieran querido desde el principio: en la pista. En cuanto cruzó la meta, el gallego se vio rodeado por su gente y sus banderas. De nuevo, con todas las de la ley, ganó el piloto del Red Bull KTM, el campeón del mundo de MX2.
En esa manga tuvo que remontar, salió mejor que nadie, pero a la segunda curva llegó desplazado y perdió posiciones, y en la cuarta un toque le hizo caer al quinto. Fue recuperando el pulso y acercándose al liderato con calma, sin querer solucionarlo todo en una curva. Buen síntoma de su madurez y serenidad que tanto contrasta con su edad, sólo 17 años. Tenía la plata garantizada y el oro se escapaba cuando la Honda de Lawrence dijo basta y le allanó el camino. De ahí a la fiesta, todo en orden.
La segunda carrera fue más cómoda para el lucense, sólo le inquietó Covington (Husqvarna) en las dos primeras vueltas hasta que un estudiado adelantamiento le dejó solo, de nuevo camino hacia el doblete. En la pizarra de su equipo iban actualizando los mensajes: “Bien”, “el más rápido en pista”, “10 segundos de ventaja”, “en la cima del mundo”. Le mantuvieron informado mientras el padre más orgulloso de Ímola, Jesús, seguía cada uno de sus movimientos desde el balcón del pit lane.
En el podio final, el del Mundial, le acompañaron Olsen (Husqvarna) como tercer clasificado y Valentina, jefa de prensa de KTM, en representación del ausente Jonass. Y el trofeo del gran premio se lo entregó en castellano Manuel Casado, presidente de la RFME. Sonó muy fuerte el himno de España en un deporte en el que hasta ahora este país era forastero. En la tierra de Cairoli, hicieron más ruido los tifosi de Jorge Prado.