“Pensé que esta victoria no iba a llegar nunca” Valverde

Al fin lo ha conseguido. Es usted campeón del mundo. Se le ha visto muy emocionado en la llegada. ¿Había llorado tanto alguna vez? —No creo (risas). Ha sido la mejor victoria de mi carrera. También lloré mucho cuando hice tercero en el Tour, aquel día que se confirmó en el Alpe d’Huez, pero creo que la emoción aquí ha sido más grande todavía. —Le queda bien el arcoíris.

—Sí que me queda bien, sí. Cuando ya vaya con la equipación completa va a ser la bomba. Pensé que este día no llegaría nunca. Incluso al comenzar la jornada, era consciente de que era una gran oportunidad, pero que también era muy posible que se me volviera a escapar. —¿Le ha dicho mucha gente que este oro le hace justicia?

—Pues creo que todos con los que me he cruzado me han dicho algo parecido. Siempre he estado luchando por conseguir esta victoria y que haya llegado después de tantos años, tantas medallas de otros colores que no son el oro… y al fin tanto trabajo ha tenido su recompensa. —¿El colofón a su carrera?

—Una satisfacción enorme desde luego. Y la tranquilidad de haber conseguido un objetivo que me había propuesto desde hace mucho tiempo. Ya me puedo retirar tranquilo. —¿Qué opina de cómo se han sacrificado todos sus compañeros? Esta vez el equipo sí acertó con la estrategia. —Desde luego, le quiero agradecer todo el trabajo a la Selección. Sabía que no podía fallar a toda esta gente. Han estado todos de diez. Habían apostado

muy fuerte por mí desde el principio, y así lo han demostrado entrenado muy duro. Este es el fruto de mi trabajo… pero también del suyo. La concentración de Sierra Nevada también ha ayudado mucho, sirvió para hacer piña y para saber cómo estábamos. —¿Cuándo ha pensado que de verdad podía ganar el oro?

—Pues me he dado cuenta en la última subida. Se iba quedando la gente y yo he pensado: ¡Vaya, si me encuentro genial! Y ahí sí que he pensado que podía ser mi momento. —Relate cómo ha vivido esos últimos kilómetros.

—Ha sido complicado porque todo el mundo me vigilaba a mí. Veía que Dumoulin se acercaba, pero yo no podía gastar más de la cuenta. Al final ha llegado y he pensado: “Bueno, pues uno se va a quedar sin medalla”. Ha intentado sorprender, pero yo sabía que esa iba a ser su estrategia y con el rabillo del ojo le controlaba. Hasta que, viendo que todos me dejaban la responsabilidad, he arrancado. Prefería arrancar yo. —¡Pero arrancó lejísimos!

—Sí, pero al final este sprint, tras tantos kilómetros, era de fuerza pura y coger la rueda aquí ya no valía. En esos momentos ya estaba convencido de que podía ganar. —Le dio la medalla Peter Sagan. ¿Qué le ha dicho?

—Que se alegraba mucho. Que si no era él, que fuera yo el nuevo campeón. Y que estaba supercontento por mí. —Ahora que tiene el arcoíris, lo que toca es estrenarlo. ¿Sabe dónde se lo va a poner por primera vez? —Quiero correr el Giro de Lombardia, así que supongo que será allí.

Relevancia

“Es la mejor victoria de mi carrera y la de más emoción"

Compañeros

“No podía fallarles, han estado de diez y también es suyo"

Colofón

“Ya me puedo retirar tranquilo; me lo había propuesto"