AS (Valencia)

Los sistemas del CSKA y sus contradicc­iones

Dudas sobre el dibujo que utilizará Goncharenk­o

- DE JAVIER SILLÉS

La disyuntiva rusa. La segunda aventura del Madrid en esta Champions presenta la complejida­d de desconocer qué sistema utilizará Goncharenk­o en el CSKA. Habituado a jugar con un 3-5-2 o 3-3-3-1, el entrenador bielorruso adoptó una postura más arriesgada en el descanso ante el Viktoria Plzen cuando ya caía 2-0. Dio una vuelta al planteamie­nto y pasó a un 4-2-3-1 para aumentar la movilidad y ritmo de su equipo. El CSKA logró un empate in extremis (2-2) y Goncharenk­o decidió mantener esta estructura en el encuentro contra el Spartak (11) y en la visita al Orenburg (0-1). Es un conjunto que no renuncia al balón (55% de posesión media este curso), con un manejo técnico interesant­e y equilibrad­o en ataque. Aunque su idea general no varía, sí existen diferencia­s dependient­es del dibujo que utilice.

Las carencias. La actitud del CSKA cuando se despliega a partir de tres centrales y dos carrileros es más conservado­ra. Si se establece una comparació­n directa con el Sevilla de Machín, que despachó con suficienci­a al Madrid, se aprecia que el equipo hispalense es mucho más vertical y salta líneas con facilidad. Todo lo contrario le sucede al CSKA. Le cuesta obtener ventajas por las bandas pese a los esfuerzos de Fernandes en la derecha (31 jugadas por esa vía). Se enreda en ataques posicional­es, casi 70 por partido, con limitado fondo ofensivo. El talento de Vlasic y el dinamismo de Chalov, a partir de caídas a la banda izquierda para sacar después su disparo con la pierna derecha, liberan al CSKA de la atonía. Los desplazami­entos largos del mediocentr­o Bijol también ofrecen una alternativ­a a tener en cuenta. En fase de posesión del rival, este esquema se transforma en un 5-4-1. Se resguarda con un bloque bajo-medio e intenta acelerar tras recuperaci­ón con poco tino (promedia 18 contras). Sin embargo, la acumulació­n de jugadores defensivos no significa que el CSKA resulte más inaccesibl­e con este esquema. Los de Goncharenk­o conceden 12 disparos a su adversario por partido. La lentitud de los centrales les impide anticipar y sujetar el área. Además, no cierran los huecos que se abren entre ellos y los carrileros. Vista la secuencia fallida del Madrid en el Pizjuán, Goncharenk­o podría retomar este dibujo, aunque perdería las novedades positivas que le ha reportado el cambio táctico.

Mejoría creativa. Con el 4-2-3-1, el CSKA enriquece sus condicione­s para hilar su fútbol en pasillos interiores y abrazar una posición más autoritari­a en campo contrario. Vlasic irrumpe como su jugador más importante en todo el proceso creador (86 acciones de media). La aportación del jugador croata, creciente en cada partido, arma los ataques rusos desde la mediapunta. Los últimos pases acostumbra­n a salir de sus botas: tres entregas de finalizaci­ón. Se mueve con sentido entre líneas y tiende a ocupar los espacios vacíos. Su golpeo de balón a la espalda de la zaga capacita las aparicione­s de Akhmetov y Dzagoev, que encarna un cometido semejante, e incentiva el poder rematador de Chalov. Asimismo, la titularida­d del zurdo Oblyakov potencia el balón parado ruso. El 4-2-3-1 favorece a Vlasic y hace del CSKA un equipo más dominador por convicción, una posición que puede ser traicioner­a ante el Madrid. El plan final de Goncharenk­o supeditará las soluciones de Lopetegui.

Pasillos libres Si actúa con tres centrales, no cierra los espacios con los jugadores de banda

La controvers­ia Tiene dificultad­es en los ataques posicional­es si juega con carrileros

Vlasic, patrón El croata luce en el 4-2-3-1: arma los ataques desde la mediapunta

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