Brenda Tracy “La solución a la violencia sexual la tiene el jugador”
En 1998 fue violada por jugadores del equipo de fútbol americano de Oregon State. Ahora Brenda Tracy dedica su vida a viajar por todo EE UU para luchar contra las agresiones sexuales en el deporte universitario. Ya ha dado charlas a los equipos de más de cincuenta universidades.
➥ Trabaja con equipos de fútbol americano universitario y por lo tanto con hombres, normalmente más de cien en cada una de sus charlas. —Creo que son los hombres los que tienen en su mano la solución a este problema. En Estados Unidos perpetran el 98% de los casos de agresión sexual. Pero el 90% de los hombres no tiene nada que ver con ello y es a esa mayoría a la que trato de convencer y movilizar. Las mujeres no podemos parar esto. El 10% que comete estos actos no quiere detenerlo. Es ese 90% el que tiene que dar un paso adelante. —Set The Expectation (Fija Una Expectativa) es más que su eslogan. Se trata de un manifiesto que tienen que rubricar quienes quieren colaborar con su causa. —Los entrenadores tienen que comprometerse a echar del equipo a quien cometa algún delito sexual o tenga un comportamiento inadecuado. Los testigos tienen que asumir también su responsabilidad con las violaciones, la violencia doméstica… Set The Expectation es un mensaje de unión para que todos trabajemos juntos. Que ese 90% que le decía antes no sólo no haga nada malo sino que luche para combatir el problema. —En sus charlas revive la violación que sufrió hace veinte años con todo detalle para incomodar a su audiencia, que de otra forma quizá no sentiría el mismo grado de empatía. —Me resulta muy, muy difícil contar mi experiencia. Y además lo hago de forma absolutamente cruda. No escatimo nada, no uso eufemismos… Es muy duro siempre, todas las veces. Me siento terriblemente incómoda pero quiero que quienes me escuchan se sientan igual porque creo que es fundamental que se humanice el problema, que se le ponga cara. —Habla para deportistas y fue agredida por deportistas, un mundo en el que a veces se transmite una concepción muy tóxica de la masculinidad. —Me gusta hablar de cómo educamos a los niños que se convertirán en hombres. Les enviamos el mensaje de que tienen que ser fuertes y no pueden mostrar sus sentimientos. Eso se convierte en sinónimo de ser masculino. Pero qué pasa con todas esas cosas que el hombre se guarda para que parezca que es fuerte todo el tiempo. Cuánto estrés genera eso. Son conversaciones que tenemos que normalizar. Pero también la de por qué el hombre ha llegado a sentir que la mujer está para servirle y por lo tanto no merece el mismo respeto. Quienes van a ser modelos de comportamiento, como los deportistas, tienen que hacer cosas tan simples como decir que hay que respetar a las mujeres. —En ese sentido es importante que la mujer esté siendo cada vez más protagonista activa en el deporte, no solo una simple aficionada, animadora... Ahora las niñas pueden tomar como modelo a una mujer fuerte como Serena Williams, por ejemplo. —Exacto. Y vamos dando pasos hacia la igualdad. Por eso es importante que se entienda que eso no es un problema para el hombre. La mujer no asciende para dejarle sin espacio: la verdadera igualdad no tiene nada que ver con ninguna forma de opresión. Cómo no va a seguir teniendo su espacio el hombre en campos como el deporte... —Porque, ¿cree que las cosas han cambiado tanto como tendrían que haberlo hecho en los veinte años que han pasado desde la agresión que sufrió y el silencio y las trabas que se encontró? —Ahora estamos empezando a hablar. Están surgiendo conversaciones que en Estados Unidos se han evitado durante demasiado tiempo. Antes quien cometía ciertos actos podía librarse más fácilmente que ahora. Queda mucho por hacer, claro, pero hay movimiento en la dirección correcta. —Y en él quiere que participen los jugadores a los que se dirige. ¿Percibe sus reacciones, nota cómo van cambiando a medida que les habla? —Noto un cambio enorme. Y todo a partir de lo que realmente es un shock inicial, porque muchos no saben nada de mí
Empatía
“Quiero que se ponga rostro a la agresiones sexuales”
EE UU
“Se ha evitado hablar de ello demasiado tiempo”
antes de que empiece a hablar, no saben qué se van a encontrar. Pasan de no saber qué esperar a enfrentarse a tantos detalles y se sienten incómodos. Por eso les hablo así.
—Porque quiere que se sientan parte de algo que está sucediendo, quizá en su equipo.
—Porque una vez que se sienten así, que notan esa incomodidad e interiorizan lo que estoy contando, es cuando les digo que no creo que sean parte del problema sino que creo que son parte de la solución. Y entonces les explico cómo creo que tienen que implicarse, moverse... Después de esa incomodidad se nota un cambio, el aire se llena de una actitud mucho más productiva. Son personas jóvenes que entienden el mensaje. Al final se acercan a mí, me dan abrazos, me cuentan cosas que les han pasado a ellos o que han sucedido en su entorno… Es un proceso fantástico.
—Unos jóvenes que, en realidad, crecen en un ambiente de competición extrema y con su cuota de hipocresía. Las universidades hablan de educación y valores pero la NCAA mueve muchos miles de millones, los jugadores sueñan con ser grandes estrellas...
—Esa mentalidad de ganar a toda costa está totalmente impregnada, desde los despachos a los entrenadores. Un jugador joven que solo piensa en ganar tal vez acabe haciendo cosas que no debería hacer. Un entrenador que sabe que si no gana será despedido y tiene un contrato de muchos millones… tal vez acabe haciendo cosas que no debería hacer. Tenemos que cambiar eso.
—Porque usted habla claramente de una verdadera cultura de violencia sexual en el deporte universitario.
—Sí, pero el problema está en todas partes en la sociedad estadounidense. No sólo en el deporte y la universidad, pero son ámbitos en los que los medios ponen mucho el foco. Casi toda la información sobre el mundo universitario gira en torno a sus equipos. Las agresiones no pasan solo ahí pero parece que hay cosas que solo son noticia si están implicados deportistas, políticos...
—Se define como superviviente y trata también de que no se abandone en el camino al resto de víctimas.
—Cuando salta un caso como el mío todo se centra en el deportista: qué castigo podría tener, cómo afectará a su carrera... Hay que sacar la violencia sexual del deporte y hay que cambiar el enfoque en los medios. No todo puede girar en torno al deportista, aunque sea el que tiene más fama. Hay que preguntarse cómo le van a ir las cosas a la víctima. En el deporte, además, los niños están pendientes de todo lo que hacen los deportistas, sus ídolos. Así que si no podemos permitirnos que haya violencia sexual en ningún ámbito, menos en el deporte.
—Recibe amenazas. De aficionados de universidades cuyas políticas critica, otros que dicen que trata de vivir a costa de lo que le sucedió…
—Sí, en las redes sociales, a través del correo electrónico… Hay gente que no quiere que hable, a la que igual no le conviene que cambien las cosas, que se planteen ciertos debates. Pero voy a seguir usando mi voz por las supervivientes que no pueden alzar la suya. No me voy a rendir. Nunca.
Reacción “El proceso con los jugadores jóvenes es fantástico”