De rozar el suicidio a lograr que se cambien leyes
Ha dado charlas ya en más de 50 universidades
En 2016, un estudio en el ámbito universitario reveló que una de cada cinco mujeres había sido asaltada o acosada sexualmente en los campus estadounidenses, donde los hombres deportistas, el fútbol americano al frente, ocupan un lugar predominante en la escala social… y muy preocupante en las estadísticas de violencia sexual: representan apenas el 3,3% de la población de esos campus pero están involucrados en el 19% de los casos que se denuncian. Las agresiones a mujeres de entre 17 y 24 años aumentan un 41% en los días de partido de la fase regular de fútbol americano universitario, aproximadamente entre agosto y Acción de Gracias, a finales de noviembre: la joya de la corona de la poderosa NCAA (National Collegiate Athletic Association).
Una de esas agresiones la sufrió, el 25 de junio de 1998,
Brenda Tracy. Tenía 24 años y fue violada en grupo por cuatro jugadores del equipo de fútbol universitario de Oregon State, que solo recibieron un partido de sanción y una minúscula reprimenda pública por parte de su entrenador,
Mike Riley: “Son buenos chicos que han tomado malas decisiones”. Acabó retirando los cargos ante las amenazas de muerte que recibió y el poco apoyo que encontró en abogados e instituciones. Y durante 16 años bordeó el suicidio: depresión, trastornos alimenticios, ataques de ansiedad... Hasta que el periodista John Canzano, de The Oregonian, recuperó su historia en 2014 y propició su reunión con Riley, que le pidió perdón y la invitó a hablar para los jugadores del que por entonces era su equipo, el de la universidad de Nebraska.
Ese encuentro se hizo viral y abrió una nueva perspectiva para Brenda Tracy, que desde entonces viaja por todo Estados Unidos dando charlas a equipos, casi siempre de fútbol americano, de ya más de 50 universidades. Enfermera en excedencia, su iniciativa Set The Expectation (Establece Una Expectativa) agita el deporte estadounidense entre la concienciación de jugadores e instituciones y la atención a las víctimas de ataques sexuales. En septiembre, más de 100.000 personas la vitorearon como capitana de honor de los Wolverines de Michigan. Los equipos se movilizan en las redes y su causa gana fuerza y adeptos.
Con 44 años, reabre su herida para ayudar a otras personas. En cada charla, normalmente de casi una hora y ante más de cien hombres (jugadores, cuerpo técnico…), relata su violación con toda crudeza y sin eufemismos. Set The Expectation no es solo un lema: jugadores y entrenadores firman un manifiesto en el que se comprometen a ser parte activa en la lucha contra las agresiones sexuales.
Los programas deportivos de las universidades son el epicentro pero no el único foco de su trabajo. Colabora con Rise, la iniciativa de Amanda Nguyen, también superviviente de una violación en la universidad y nominada al Nobel de la Paz de 2019. Como víctimas traicionadas por un sistema que consideran quebrado, luchan para cambiar las leyes relativas a las agresiones sexuales. En su Oregón natal, ha logrado junto a la abogada Jacqueline Swanson que se amplíen los tiempos de prescripción de estos delitos y que se puedan reabrir casos si emergen nuevas evidencias trascendentales.
Acción Jugadores y técnicos firman su manifiesto contra los abusos