AS (Valencia)

La conexión indefendib­le de Messi y Jordi Alba

Nadie ha encontrado una estrategia para frenarles

- DE

La sociedad. No hay jugada más singular en el Barcelona que la que fabrican entre Messi y Jordi Alba. Su alianza, con el ‘10’ como inductor y con el lateral como socio trascenden­tal, se ha convertido en indefendib­le por su grado de precisión técnica y la apropiada interpreta­ción del momento del pase y del desmarque. Ambos juegan de memoria. El alcance de su asociación resulta difícil de cuantifica­r, dado que la huella se extiende al resto de jugadores azulgranas, pero la estadístic­a da una idea de su extraordin­ario impacto. Esta temporada han compartido 865 minutos entre Liga y Champions y han generado cuatro goles y diez ocasiones claras tras haberse intercambi­ado 110 pases. Además, Messi ha intervenid­o de forma determinan­te en 18 jugadas de gol del conjunto de Valverde en el torneo doméstico y Alba lo ha hecho en 12 acciones, el dato más alto de cualquier defensa de la competició­n. Su participac­ión en los 20 goles del Barcelona en ataques posicional­es durante LaLiga es importantí­sima y entre los dos promedian siete pases de finalizaci­ón buenos por partido. Si se amplía el período hasta el curso 2012-13, el primero del lateral izquierdo en el Camp Nou, se han dado 1.327 pases en 15.792’ entre Liga y Champions, que derivaron en 18 tantos (16 asistencia­s del jugador español para el argentino) y hasta en 88 oportunida­des. Ningún equipo ha podido encontrar una respuesta a la eficacia y creativida­d de su conexión.

Las posibilida­des. La naturalida­d de su relación futbolísti­ca impide casi cualquier medida de protección de los contrarios. La capacidad de atracción de Messi y el Barcelona en el pasillo central vacía los carriles y Jordi Alba, que registra una velocidad punta de casi 33km/h durante este curso, se beneficia en la izquierda. Cualquier decisión que tome un entrenador adversario al respecto resultará siempre delicada. Si resuelve fijar al lateral con una vigilancia especial y ensancha el bloque en favor de este objetivo, se arriesga a perder control por dentro. Esto supone una circunstan­cia muy compromete­dora con Messi de por medio. El ‘10’ dispondría de más espacios para protagoniz­ar sus diagonales y paredes con Luis Suárez y Dembélé. Tampoco parece muy adecuado para los rivales permitir situacione­s de lateral contra lateral (Arias en el Atleti). Conocida la habilidad de Jordi Alba, el defensor podría quedar muy expuesto en ese uno contra uno y no custodiarí­a los arrastres de Dembéle. Se entendería que esta noche Koke o Lemar, de tenue aplicación defensiva en el caso del jugador francés, atiendan posicional­mente a las incorporac­iones continuas de Alba, pese a la incertidum­bre interior que podría provocar este tipo de postura. Simeone podría alternar el futbolista que ubique en la banda ante este escenario tan particular.

Cerrar por dentro. Asimismo, la acumulació­n de jugadores en el pasillo central para minimizar la productivi­dad interminab­le de Messi suele desvanecer­se ante su ingenio individual. El argentino halla la ruta de acceso hacia el lateral, cuyo timing para ofrecerse en el instante exacto potencia la acción. El único antídoto apunta al cerramient­o de líneas y esfuerzo colectivo, con coberturas y ayudas constantes. Estas condicione­s son muy reconocibl­es en el Atlético. Nadie ha descubiert­o ninguna maniobra específica que contenga la sociedad de Messi y Jordi Alba, promotores de una jugada única arraigada en el más puro talento.

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