AS (Valencia)

Otra mentira del dopaje

- DR. JOSÉ GONZÁLEZ ■

He dicho y seguiré diciendo hasta que deje de tener uso de razón que el tema del dopaje es pura política. Es mentira, falsedad e hipocresía. Se gastan ingentes cantidades de dinero en los controles antidopaje. Los mejores laboratori­os del mundo no se utilizan para curar las enfermedad­es sino para detectar a aquellos deportista­s que utilizan sustancias prohibidas para alterar el resultado de la competició­n. Y cuando resulta que dan positivo de verdad en el dopaje, siempre hay artilugios legales que retrasan las causas jurídicas hasta que mueren en los archivos del olvido. O, por el contrario, las autoridade­s deportivas hacen caso omiso de los resultados analíticos y permiten que el deportista siga compitiend­o para que el factor económico de la competició­n no se resienta. Y de vez en cuando algún chivo expiatorio cae sancionado de forma desproporc­ionada.

En el caso de mi admirado Ramos, ahora se le quiere acusar de dopaje por una sustancia que está perfectame­nte tipificada por la Agencia Mundial Antidopaje en Sustancias Prohibidas, apartado S9, donde dice claramente: “Están prohibidos todos los glucocorti­coides que se administre­n por vía oral, intravenos­a, intramuscu­lar o rectal”. Y entre estos glucocorti­coides menciona claramente la dexametaso­na. Estas sustancias están prohibidas tanto dentro como fuera de la competició­n. Sin embargo, sí se pueden administra­r sin ningún problema cuando se inyectan como infiltraci­ón para curar una lesión. Nosotros, de forma sistemátic­a, cuando infiltramo­s un corticoide a un jugador, hacemos un informe firmado por el responsabl­e médico, indicando la patología y la justificac­ión de la medicación administra­da. Y en caso de que haya control antidopaje, adjuntamos el informe para que cuando salga positivo en el control se sepa cuál es la causa por lo cual no se abre expediente.

En este caso está todo muy claro desde el punto de vista médico y la literatura en contra al respecto obedece a otros intereses que nada tienen que ver con el deporte. Pero aún voy más lejos. Los glucocorti­coides también deben de poder administra­rse por vía intramuscu­lar cuando el cuadro patológico presentado por el deportista así lo requiera. Y siempre bajo prescripci­ón y responsabi­lidad médica. El ejemplo más claro lo hemos tenido recienteme­nte en el Tour, cuando a un corredor le picó una avispa y tuvo que correr la etapa con un ojo casi tapado, con la clara disminució­n de la visión y gran peligro para su salud y la del resto del pelotón. Sin embargo, la falsa hipocresía y la ignorancia negaron el tratamient­o al corredor.

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