Los 500 de Sergio Busquets
El debut. Han pasado diez años, un mes y once días. Guardiola venía de perder en Soria, jugaba su segundo partido de Liga, su debut en el Camp Nou ante el Racing. La alineación presentaba una gran novedad, entonces era simplemente el hijo de Busquets, el portero. Un centrocampista muy espigado, 20 años, destacaba en el filial. Formó en la medular con Xavi, Keita y Hleb. El Barcelona empató, y después comenzó una racha fantástica de resultados. El resto de la historia ya se la saben, se trataba del Dia 1 de una leyenda que hoy en el Metropolitano alcanzará los 500 partidos oficiales con el Barcelona: Sergio Busquets. Disfrutó siempre de la confianza de su valedor, Guardiola. También la de Del Bosque, la crítica se cebó tras caer contra Suiza en el Mundial, aquella pareja de mediocentros con Xabi Alonso y Busquets parecía explicar la debacle. Del Bosque, aquella tarde de junio en Sudáfrica, pronunciaría aquella frase que pasará a la historia de nuestro futbol: “Si fuera jugador actualmente, me gustaría parecerme a Busquets”. Del Bosque no cedió, insistió y fue una de los claves, el equilibrio necesario para mantener la portería a cero en una selección fantástica a la que no le sobraban goles. Busquets es un imprescindible que no atraviesa su mejor momento. No me extrañaría nada que hoy soltara un gran partido, suele pasar con los grandes jugadores cuando llega el partido señalado. Además hoy es contra Rodrigo, el futbolista que más nos recuerda a él.
El método Eibar. Cuando Santiago Solari nació, año 1976, el Eibar, su rival de hoy, jugaba en la categoría regional de Gipuzkoa. En Segunda B cuando España le hizo cuatro a Italia y ganamos en Kiev la última Eurocopa. Imaginen la tremenda evolución del club guipuzcoano. Admiro al Eibar. Me fascina su modelo, se basa en currar mucho y presumir nada. Una red de trabajo apoyada en tres pilares muy sólidos: la presidenta Amaia Gorostiza, su entrenador José Luis Mendilibar y su director deportivo Fran Garagarza. Six dreams es un muy buen documental televisivo que recoge la experiencia de seis personas en el fútbol profesional, Gorostiza es una de ellas. Esta semana, Garagarza nos contaba en El Larguero la importancia del “factor humano” en las nuevas incorporaciones que realiza. Antes de firmar charla con las parejas y familia de los jugadores para asegurarse de que el entorno sabe lo que significa jugar como armero.
Si se cree, se puede. El Pichichi de la Segunda División se llama Enric Gallego, juega con el Extremadura y dignifica su profesión, acerca el deporte rey a la calle. Demuestra que si crees, acabas llegando. Tiene 32 años y hasta los 27 años trabajó para poder compatibilizarlo con el balón. Fue albañil, fue repartidor y trabajó instalando aparatos de ventilación. El Extremadura pagó 200.000 euros por él en Segunda B, un pastizal para una apuesta arriesgada por su edad. Lleva trece de los 21 goles del equipo, su repóquer en Reus fue de época.