“No bajo los brazos; debe ser mi año y el del club” Emaná

Stephane muestra su lado más cercano con AS de testigo. Tiene mucho que contar tras un inicio duro.

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¿Cómo se han repuesto del golpe en Sabadell?

—Estamos ya centrados en remediar lo que hicimos mal en la segunda parte y tenemos que hacer borrón y cuenta nueva.

—Esta semana han alzado la voz y se han quejado por la dureza de sus rivales…

—Es cierto que nunca me había pasado esto. Parece que somos el Hércules y vale todo. Nos pueden ‘meter’ y no pasa nada. Esto nos va a hacer más fuertes en la categoría y nos hará madurar.

—Parece que se ha pinchado un poco el globo tras sumar cinco puntos de 15. ¿Qué piensa?

—Es cierto que empezamos muy bien, pero muchos aficionados, después de dos años sin jugar el playoff, habrían firmado estar en esta situación. Queremos irnos al parón en playoff y nos encantaría ser primeros o segundos, pero estamos dentro del objetivo.

—Y usted, ¿cómo está?

—Mi pretemporada fue nula. He tenido baches y recaídas y ahora estoy haciendo un trabajo invisible, que nadie ve, para estar al máximo. La gente te juzga por lo que hagas el domingo, pero mi día a día está muy bien planeado.

—¿Cuándo veremos su mejor versión?

—Está cerca, muy cerca.

—Sólo llevan 14 goles. ¿Entiende que se dude de los delanteros?

—Se nos juzga por los goles, pero yo no voy a obsesionarme porque creo que son rachas y al final, terminarán entrando. Ojalá sea el domingo. Lo importante es que el equipo gane.

—¿Cómo se entiende con Carlos Martínez?

—Muy bien, nos hablamos mucho en el campo y ya casi sin mirarnos, existe esa conexión. También me entiendo con Juli, Chechu, Pol, Carlos… Lo importante es conocer las cualidades de mis compañeros.

—Decía Carlos Martínez que nunca había corrido tanto en un equipo como aquí…

—Es verdad. El míster quiere ir a todas. El trabajo y el sacrificio lo llevamos en la sangre.

—¿Lo ha pasado mal estos primeros meses en Alicante?

—Sí. Un jugador siempre lo pasa mal cuando está en el banquillo, en la grada o en casa. Es muy frustrante ver a tus compañeros dejarse la vida y no poder estar con ellos. —Dicen que no sabe dosificarse ni en los entrenamientos… —(Risas). Es un problema que tengo desde hace mucho tiempo y me lo han dicho muchos entrenadores. Por suerte, me he encontrado con Lluís, que sabe cómo llevarme y dosificarme para valorar la importancia de cada momento.

—¿Cómo le trata el míster?

—Nos da mucha confianza. Imprime esa ilusión para no parar y querer ir a más. Te anima en cada momento, es un apoyo muy importante. Es de lo mejorcito que he tenido hasta ahora. Igual si lo hubiese tenido antes, las cosas habrían sido distintas. Pero lo tengo ahora y lo agradezco mucho.

—¿Cuénteme cómo se fue a casa después de la expulsión ante el Castellón?

—Lo pasé muy mal. Veía que me volvía a hundir y te entran mil dudas. Me fui a casa, apagué el móvil y no quise saber nada de nadie. Al día siguiente me di cuenta de que no podía desaparecer porque la gente que está a mi lado quiere animarme. Mentalmente, fue una semana muy dura. Al final, tengo 24 años y tengo que aprender de estos errores.

—Hay que ser fuerte para reponerse a tanto contratiempo como ha tenido usted…

—A lo mejor otro chaval, con mi edad, lo habría dejado. Yo no. Tengo mucho futuro por delante y veo a jugadores con lesiones mucho más graves que salen adelante. Eso me dice que no puedo bajar los brazos. Además, ahora estoy en un gran club y todos confían en mí. Además, quiero que éste sea mi año y el del Hércules. Formar parte de la historia de este club sería muy importante. Un ascenso y ver mi nombre ahí, sería lo más grande.

—Mójese con los goles…

—Siempre he dicho que estaría muy bien superar los 12 que marqué en La Pobla. Firmaría acabar con 15 goles, pero también le digo que firmo anotar dos goles y ascender.

—¿Tiene pensada su celebración para el primer gol en el Rico Pérez?

—Claro, pero eso es sorpresa. Ojalá la puedan ver el domingo.

Firmo acabar con 15 goles la temporada, pero también marcar dos y ascender”