Vinicius

Valdano. Mou me dijo al principio que si entrenaba correctamente y tenía mentalidad, tenía un hueco para mí. Que estaría con él. Iba todo bien, pero me dijeron de irme cuando quedaba uno o dos días para el cierre del mercado. Me llamó Mourinho y me dijo que le habían dicho desde arriba que me tenía que ir cedido. Le respondí que me había prometido un hueco y me dijo que tenía que elegir equipo porque aquí no había hueco ahora para mí. Me enfadé. Me fui al Hércules y el fallo fue que el Hércules dijo que se hacía cargo de mi sueldo. No tuve que aceptar eso, porque el Hércules sólo me pagó un mes y cuando volví, el Madrid fue el que me tuvo que pagar el resto. Un rollo. En el Hércules había chavales que no tenían ni para comer. —Vuelve de Alicante y... —Mourinho estaba enfadado porque en diciembre dejé de ir a entrenarme con el Hércules. Me debían cuatro meses de sueldo. Mourinho me dijo que no quería saber nada de mí. “Tú eres jugador del Madrid y no puedes hacer eso”. Le respondí que si el Madrid no le pagaba a él, habría hecho lo mismo que yo.

—El caso es que muchas veces, Mou acaba mal con sus jugadores. Mire Pogba o Casillas... ¿Entiende lo que pasó entre Iker y el portugués?

—Lo entiendo. Porque Mourinho siempre quiere mostrar que es el jefe del equipo. Pero ya se sabe, desde el principio, un entrenador es el jefe. Creo que su manera de ser, duro, es buena, porque he visto entrenadores que dudas de si es un entrenador o un niñato. Un poco de personalidad está bien, pero tienes que saber la diferencia entre un entrenador y un jugador. Todo equipo tiene sus estrellas y las estrellas no deben ir de chulitos,

pero el entrenador, a veces, también tiene que saber mirar hacia otro lado. Yo estuve tres años con Iker y nunca tuve un problema con él. Estuve muy bien con Guti. Tampoco, por ejemplo, con Raúl. Nunca tuve problemas con esos tipos.

—En Madrid hay un estado de excitación con Vinicius. Ha llegado al Bernabéu muy joven, como usted hizo. ¿Qué consejo le daría?

—Es muy chico aún. Tiene que hacer las cosas como piensa que tiene que hacerlas. Necesita a alguien a su lado, su padre o su agente, que estén fijos con él y sean serios con él. Que no miren por su dinero, que miren por él.

—Que le cuiden...

—No. Nadie tiene que cuidarlo. Tiene que ser un hombre porque en el campo nadie le puede ayudar. Si Ramos ve que no es un hombre le va a decir al míster: “¡Éste no vale!”. Vinicius tiene que ser él mismo. Pero sí le pueden ayudar para no cometer errores. Porque es casi un niño. Uno con mucha calidad, con los pies de oro. Ahora veremos si después de tres o cuatro años en el Madrid sigue así. Pocos lo pueden hacer. Como Sergio.

—Coincidió con Cristiano. ¿Le extrañó su marcha?

—Su salida fue demasiado fácil. Ni una vez escuché al Madrid decir que querían que se quedase. No le pusieron problema

“Que se rodee de gente que mire por él, no por su dinero...”

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alguno para irse. ¡Ha metido 450 goles! Nadie de los que lleguen al Madrid va a poder hacer eso. Y si pasa no estaremos vivos para verlo (risas).

—Le veo que sigue considerándose muy madridista...

—Es algo que te entra en el cuerpo. Siempre estoy mirando los resultados del Madrid. Me ha dado mucho. Mis hijas son madrileñas y mi hijo alicantino. El Madrid me dio la oportunidad de hablar español. Yo, cuando voy a España, no me siento de vacaciones. Me siento en casa.

—¿Le veremos de entrenador?

—Tengo el primer carnet pero no sé si quiero dedicarme a eso. Como entrenador casi no tienes vida. De jugador te puedes ir a tomar una cerveza a un local. Hablan de ti, pero no te pueden

matar como si fueras el entrenador del equipo. No sé si quiero esa vida. La pasta (sic) está bien, pero no sé si compensaría, porque con mis negocios voy bien.

—Y el rap.

—Claro. En verano sacaré un álbum con 16 canciones. ¡La música siempre estará conmigo!