Vázquez, de la playa de Huelva al sueño de Tokio
La onubense de 17 años ganó dos medallas y logró un récord
Cuando apenas tenía tres años, Alba Vázquez (Huelva, 2002) cogía el autobús de línea con su madre, Leonor, y pasaba los días de verano en la playa El Cruce de su localidad. Allí jugaba con la arena y se remojaba, y su madre no le quitaba ojo. “Para estar tranquila, le apunté a natación al menos para que supiera flotar”, explica a AS. Catorce años después de aquella decisión, con 17, Vázquez ha ganado un oro (400 estilos) y una plata (200 estilos) en el último Mundial júnior de Hungría, donde además ha conseguido la plusmarca de la edad en la primera prueba (4:38.53).
“Su progresión ha sido meteórica desde que hace dos años viniera el Centro de
Tecnificación en Málaga. Con su marca en el 400 estilos iría a los Juegos de Tokio 2020. Debe confirmarla en el Nacional y quedar entre las dos primeras”, cuenta su entrenador, Xavi Casademont. “Luce con un gran físico y se maneja muy bien dentro del agua. Tiene además una capacidad de trabajo brutal”, refiere, a lo que su madre Leonor añade: “Siempre quiso ir a Europeos, Mundiales y Juegos. Se ha sacrificado mucho y ella dice que tendrá recompensa”.
Después de hacer sus pinitos en el piscina del CN Huelva, con ocho años se federó y en 2013 fue nombrada mejor nadadora andaluza en un campeonato alevín. “Le veía cualidades y le propuse que viniera a Málaga”, relata Casademont. Una decisión que contó con el apoyo de la familia. “Hablamos cada día, siempre me llama para darme las buenas noches. Yo lo paso algo mal, pero es lo mejor para ella, es lo que quiere”, dice su madre.
Mireia y Phelps. En este periodo, el sacrificio de Vázquez se aprecia en sus horarios. Se levanta a las 06:00 y entrena hasta las 08:00, cuando empieza el colegio hasta las 14:30. Non stop. De 15:30 a 19:00 prosigue con los entrenamientos.
Hasta el 15 de septiembre, la onubense, que pertenece a una provincia de escasa tradición acuática (sin campeones andaluces de natación más allá de Vázquez), no retomará los entrenamientos. El inicio de un año tan ilusionante como estoico, con el reto estudiantil de pasar segundo de Bachillerato y de clasificarse para Tokio 2020. “Alba quiere estudiar INEF, pero en Málaga no hay universidades públicas, solo privadas. Por eso estudiará fisioterapia y luego hará cursos de entrenadora de natación. No podemos pagarle más”, revela su madre.
Tanta es la pasión que siente Vázquez por su deporte que en el instituto hizo un trabajo sobre Michael Phelps. “A ella le han gustado mucho Mireia y Phelps. Cuando hizo ese trabajo en el colegio se quedó asombrada de que nadie lo conociera”, recuerda Leonor, quien explica también la timidez de su hija: “En el último Nacional compartió podio con Mireia. Pero es tímida y no le pidió un autógrafo”, añadió. Una timidez que en el agua se diluye.