AS (Valencia)

Leyenda forjada en sudor

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Ha vuelto a hacer historia al borde de los 58. Tres décadas después de llevar al automovili­smo a los grandes titulares en España la leyenda de Sainz sigue firmando páginas de oro en el deporte. En 1990 lograba las primeras victorias y el título en el Mundial de Rallys, y en 2020 acaba de anotarse su tercer Dakar. Su leyenda no parece tener fin y, como me dijo su mujer Reyes mientras derrapaba con el Volkswagen en la Plaza Mayor de Madrid cuando ganó su primer Touareg en 2010, “los demás iremos con taca taca y él seguirá corriendo”. ¿Cuáles son sus secretos? Muy fácil: pasión, trabajo y un don innato para pilotar. Los tres elixires de la eterna juventud.

Asu edad, con todo demostrado, una familia excepciona­l y ninguna necesidad económica, pocos se meten con la bici estática a la sauna para exprimir litros de sudor de la camiseta al acabar. Es la pasión. Y, gracias a su trabajo, el Buggy Mini que un año antes hacía aguas, se había convertido en un vehículo ganador. Sello de la casa. Con los deberes hechos sólo quedaba poner en práctica sus excepciona­les dotes de conducción, junto con el magistral copilotaje de Lucas Cruz, para volver a hacer historia. Ahora, que nadie venga con que se tiene que retirar. Hará lo que le dé la gana. Se lo ha ganado… como también tiene ganado ese Princesa de Asturias que se hace de rogar.

Satisfecho con su primer Dakar en el bolsillo. Alonso, 13º en la general, se lleva aprendida una lección de cada día con su Toyota.

—¿Cómo se siente después de terminar el Dakar?

—Contento de estar aquí, es el rally más duro del planeta y finalizarl­o era uno de los objetivos prioritari­os. He tenido la suerte y el equipo perfecto para conseguirl­o a la primera.

—¿Qué lecciones ha aprendido?

—Cada día es una aventura. A parte de la dificultad de la etapa en sí y del terreno, siempre hay la incertidum­bre de que la mecánica aguante, que no tengas errores y no te pierdas…

—¿Pensaba que iba a ser tan competitiv­o?

—No, en ninguna de mis prediccion­es que hice tras Marruecos y del rally en Arabia Saudí. No hay nada más diferente que la F1 y el Dakar, y si soy competitiv­o aquí, puedo serlo en cualquier otra categoría.

—¿Repetirá?

—Veremos, ahora no quiero pensar en ello. Estoy contento de cómo ha ido esta primera experienci­a. Tras ver que soy competitiv­o, si lo hago en el futuro lo intentaré hacer para ganar, pero para ganar tengo que pensarlo y prepararlo bien. Tengo que tener el mejor equipo, la mejor preparació­n y el mejor vehículo. Por eso no creo que sea ahora el mejor momento. —¿Fueron las dunas su mejor terreno?

—Sí, fueron lo mejor en cuanto a competitiv­idad, donde me sentía más cómodo y donde llevamos mejor ritmo. ¿El vuelco?

Fue así, unos pasaron un centímetro para la derecha o para la izquierda y casi vuelan también. Yo he tenido la inexperien­cia y la falta de tacto para haber salvado el vuelco, pero creo que también ha habido un factor de suerte grande. En este Dakar hubo segurament­e algo de mala suerte.

—¿Qué nota se pone?

—No me pongo nota, no sabría decir, no soy yo tampoco quien tiene que ponerla.

—¿Si antes de venir le dicen que acabaría así, lo hubiese firmado?

—Sí. Desde el primer día me daba igual acabar 13º, 6º o 22º, porque aquí solo gana uno, y aprovecho para darle la enhorabuen­a a Carlos. Lo que quería vivir era el rally de principio a fin con todas sus experienci­as.

—¿Se ha enganchado?

—Ha sido una aventura buena, y está en una parte del año bastante libre de otros compromiso­s. Ya se verá en el futuro.

—¿Se ve con 57 años y tres dakares como Sainz?

—No creo (ríe). Si gano una cosa intento no repetirla y voy a por otra.

—¿Qué valoración hace de Coma?

—Fantástico, sin él no hubiese podido acabar. Tiene los ritmos de carrera, sabe cuándo hay que apretar y cuándo aflojar. Sabe todo de la carrera y yo no sé nada. Su facilidad para navegar y su conocimien­to de la carrera y de leer el terreno.

—Acabado el Dakar, ahora a pensar en el siguiente reto.

—Sí, ahora Indianápol­is. Intentaré cerrar todos los flecos que queden por cerrar, hacer test e intentar ganar. —V. SERRANO

El vuelco “Tuve la falta de tacto para salvarlo, pero hubo un factor de suerte también”

Sobre Coma “Sin él no hubiese podido acabar. Sabe todo de la carrera y yo no sé nada”

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La pareja formada por Marc Coma (izquierda) y Fernando Alonso (derecha) saluda al público tras atravesar la meta de Qiddiya con el Toyota.
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