Bernabéu, te echamos de menos...
Alos madridistas les está costando mucho, muchísimo, acostumbrarse a vivir sin poder acercarse al santuario futbolístico de La Castellana, el paraíso de sus sueños. La adición al Bernabéu es especial, casi enfermiza. La Primera Fase empieza con la cita con los peñistas, llegados desde todos los rincones de España, en los aledaños del estadio. Los bares se impregnan de ilusiones indisimuladas, abrazos mezclados entre bufandas y sudores provocados por el gentío, cañas tiradas a toda mecha entre pinchos de tortilla y torreznos recién hechos, y cánticos euforizantes que dejan la gargantas rotas antes de la Segunda Fase, la de las gradas abarrotadas.
Allí, entre la atronadora megafonía y la seguridad, el hincha amansa su espíritu, observa todo como si fuese la primera vez y hurga en el móvil buscando desesperadamente el once titular de Zidane. La Tercera Fase arranca con el pitido inicial. Ahí de nuevo se suelta la adrenalina, gritas al árbitro, al rival que no aguantas por sus desplantes y a tu propio jugador, que ha vuelto a fallar un gol cantado. Pero llegan los goles de Vinicius (“¡te queremos, Vini!”) y Mariano y el éxtasis envuelve al estadio, que estaba empezando a despedirse de nosotros. Lo hizo a lo grande, con un triunfo ante nuestro eterno rival. La Cuarta Fase está en obras. Bernabéu, no te imaginas cómo te echamos de menos...