La cita previa vuelve
Comercios de menos de 400 metros cuadrados abrieron ayer después de 51 días cerrados “La gente viene con ganas de recuperar la normalidad”
Los últimos nueve días han sido intensos en España. La relajación de las medidas de confinamiento se han sucedido desde el 26 de abril, cuando los menores de 14 años probaron de nuevo la calle tras 43 días de confinamiento. Este fin de semana llegó el turno de mayores y del deporte individual. Y ayer levantaron las persianas los comercios de menos de 400 m2 dentro de la Fase 0 de desescalada. “He tenido muchísimo lío. Ya llevaba desde hace 15 días con llamadas al móvil para pedir cita previa. Tengo la agenda llena durante tres semanas y el teléfono no ha parado de sonar en toda la mañana”, cuenta Nuria Gomila, dueña de la peluquería biológica homónima en Es Mercadal (Menorca).
Las medidas de la
Fase 0 no solo han afectados a los comercios minoristas. Restaurantes para la recogida de comida, fondos documentales y reformas en casas también han recuperado cierta normalidad bajo estrictas medidas de seguridad higiénica y siempre con cita previa. “Empleo guantes y mascarilla, toallas, capas... todo desechable. También hay geles desinfectantes y protección para los zapatos de los clientes”, sigue Nuria.
La higienización de los locales también es estricta: “Desinfectamos todo el local y ponemos ozono dos veces al día”, asegura María, de la peluquería Aguasestilistas. Los equipos de protección individual son altamente recomendables para los clientes, que han recibido la apertura “muy bien”, según María: “Están colaborando mucho, entienden la situación. La gente viene con ganas de recuperar la normalidad”.
Las peluquerías no son los únicos sectores de contacto que abrieron ayer: los centros de fisioterapia recibieron igualmente a los confinados. “Hemos atendido a deportistas amateur que han sobreentrenado durante la cuarentena y a runners que cogieron el sábado con muchas ganas”, dice Chema Esteban, propietario de CFL Fisioterapia en Leganés (Madrid). Han diseñado “un protocolo muy estricto”: “En cuanto el paciente llega debe lavarse las manos y ponerse mascarilla y calzas”.
Y con más separación del cliente, las librerías. “Teníamos ganas de ver a gente conocida, aunque sea a dos metros de distancia”, asegura Alfonso Tordesillas, de Tipos Infames, en la que se une la buena literatura y el vino en el barrio madrileño de Malasaña: “Las librerías tienen el encanto de tocar los libros, pero por ahora eso no se puede”.
“Tengo la agenda llena durante tres semanas y el teléfono no ha parado de sonar”, cuenta Nuria Gomila, peluquera en Menorca