AS (Valencia)

Sainz, Ferrari y el Real Madrid

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Cuando los demás descansen, tú trabaja. Miraba la pantalla y hablaba, después estudiaba unas hojas de telemetría y su ingeniero asentía o explicaba. Mientras Sainz intentaba mejorar después de los libres con casi todos los pilotos ya fuera del paddock, yo suspiraba. Porque eres tú chaval… “Ya, ya enseguida sale y os atiende”, decía su asistente de prensa. Y con la noche cerrada sobre el circuito aparecía Carletes con una sonrisa y alguna broma para atender a los medios.

Sainz sobrevivió a Verstappen y su chasis mejorado en Red Bull, a un Renault que llamaba a Ocon por teléfono mientras él rozaba alerones con Alonso en la salida de México y llegó a McLaren para devolver la sonrisa.

Ahora ha visto abierta la puerta roja y la ha tirado abajo. No se trata solo de estar en el momento adecuado y el lugar justo, ni de talento o magia, ni de la calidad de familia que lleva de serie, se trata de hacer caso a los que saben. ¿Un consejo de tu padre? Cuando los demás descansen, tú trabaja. Empieza otra historia, la de Sainz en Ferrari, en el Real Madrid de la F1, se la ha ganado.

Carlos Sainz llegará a Ferrari en 2021, pero antes del madrileño ya hubo dos españoles corriendo en F1 para la Scuderia, además de los probadores Gené y De la Rosa: Fernando Alonso y un pionero que llegó a ser como un hijo para Enzo Ferrari. Alfonso Antonio Vicente Eduardo Ángel Blas Francisco de Borja Cabeza de Vaca y Leighton (XI Marqués de Portago) nació en Londres (1928) en una familia de alta alcurnia. Fue un gran jugador de tenis, golf, polo, experto nadador y esquiador, fantástico jinete ecuestre de obstáculos (participó en dos Grand National) y rozo la medalla de bronce (se quedó a catorce centésimas) en los JJ OO de Invierno de 1956 en Cortina D’Ampezzo junto a Luis Muñoz Cabrero en bobsleigh a dos.

Barba de tres días, 180 centímetro­s de altura y atlética complexión física, pelo largo, cigarro adherido a los labios y chaqueta de cuero eran los signos de identidad de un hombre de pocas palabras y modales exquisitos que podía alojarse en el mejor hotel o dormir en un banco del parque. O pintar un Ferrari 750 MM... con una brocha para pared. Triunfó en el automovili­smo, llegó a piloto oficial de Ferrari cobrando 40.000 dólares anuales y logró el primer podio de F1 para un español al ser segundo en el GP de Gran Bretaña de 1956, junto a Collins, por detrás de Fangio.

Reconocido playboy, las conquistas femeninas fueron su gran debilidad (“hacer el amor es lo más importante de mi día”) y la causa de su muerte con 28 años. La leyenda negra cuenta que en plena Mille Miglia de 1957 paró su Ferrari para dar un beso de la muerte a la actriz mexicana Linda Christian y al acelerar tocó con la rueda delantera en un bordillo doblando ligerament­e un brazo de la suspensión... Un posterior reventón acabó con la vida del ‘James Dean’ español y once personas más.

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