Nuestra gente estaba ahí
San Mamés estaba mudo por primera vez en su joven historia. Sólo unos pocos privilegiados disfrutaron del partido. Pero se intuía el aliento de la gente, a distancia, desde casa y los bares.
El silencio de la Catedral. Impresiona ver el estadio rojo vacío, bajo un silencio sepulcral. Tan sólo había registros de la grada vacía en entrenamientos del equipo, pero este flamante campo que habitan los leones no sabe nada del eco. Dos buses por bando, tanto del Athletic como del Atlético, fueron recibidos por un grupo reducido de 15 aficionados. La policía tomó posiciones y previamente se había advertido de que no se permitirían concentraciones en los aledaños del estadio, por los protocolos sanitarios. Los leones portaban mascarillas negras con el león identificativo de la entidad, muy similar a los pañuelos que emplea el boxeador vizcaíno Kerman en la ceremonia inicial de sus veladas. Un día para la historia.
Flores. La música por el videomarcador animó un poco la soleada mañana en Bilbao. En el calentamiento se lanzaron tres minutos de vídeos de ánimos de la afición rojiblanca, que no estaba pero se intuía. El minuto de silencio fue conmovedor. Muniain y Koke, capitanes de ambos conjuntos, depositaron sendos ramos de flores en una silla negra, símbolo de los fallecidos por la pandemia.
Y dedicatoria. El Athletic trató de maquillar su grada con dos pancartas en ambos fondos: ‘Jo ta ke irabazi arte’ (‘Dale fuerte hasta ganar’) y ‘Gurea da garaipena’(‘La victoria es nuestra’). Otra con un león gigantesco, habitual en anteriores ocasiones, destacaba en el lateral. Costa dedicó su gol a Virginia Torrecilla, jugadora del Atlético Femenino operada de un tumor en la cabeza. “No tengo palabras... sois increíbles”, contestó ella.