La Real vuelve titubeante
Gran planteamiento de Osasuna, que empezó y acabó mejor Adrián adelantó a los rojillos y empató Oyarzabal
En el Reale Arena casi todo el paisaje es nuevo en los últimos tiempos: el nombre del estadio, su estructura, el teñido de Januzaj... hasta las ilusiones de la parroquia, ahora embriagada por el viejo anhelo de Champions. A todas esas mutaciones se une este fútbol desconocido que ha refundado la pandemia. Y en el caso de la cita de ayer, la pizarra de Arrasate, que persistió en los tres centrales como en la Copa ante la Real, pero esta vez nadie lo esperaba.
El caso es que Osasuna creó un grado de incertidumbre gigantesco en la primera parte en un equipo sobrado de confianza que andaba cómodo por la cuarta plaza de Liga, aunque pudo repararlo en la segunda mitad. El cuadro rojillo, organizado de forma marcial, tuvo un ritmo altísimo de saque y anuló las líneas de pase con la presión asfixiante de Cardona y Adrián, que amargaron esta vuelta al fútbol de los centrales Le Normand y Elustondo. Imanol se veía sin profundidad.
Había mil emboscadas rojillas, achicando el campo, y Estupiñán encontró una autopista por la izquierda. Fue el dinamizador del juego visitante. En un centro del ecuatoriano, sacó la mano y trató de esconderla instintivamente Le Normand. Tonto penalti en el 28 que delató el VAR. Marcó Adrián y el tanto aún alimentó más la fe en el férreo plan de Jagoba Arrasate.
La Real ni atacaba ni defendía bien. Estaba desencajada, sin esa exigencia del fútbol de ajustar tus piezas con las del contrario para compactar un bloque en el que una fisura condena a uno u otro. La pausa de hidratación y el descanso hicieron recapacitar al descentrado cuadro local.
La Real salió con una marcha más en el segundo tiempo. Zubeldia se incrustó entre los centrales para restar efectividad a la presión de Cardona y Adrián. Pero un saque de Rubén, peinado por Brasanac, permitió al punta ilerdense coger la espalda a Le Normand y Elustondo, aunque se le marchó fuera con el empeine. Oyarzabal probó por abajo después a Rubén. Tanto él como Portu ensayaron por dentro para desajustar la zaga visitante.
Un robo permitió conducir veloz por el centro a Willian José, una zona que parecía prohibida, y su pase a Oyarzabal puso las tablas. La Real encontró el daño con las transiciones rápidas. Pero Osasuna acabó como empezó. Brasanac se encontró dos balones que rozaron el gol y Remiro hizo una de esas anchoas por confiarse que casi le dejan en cueros.
Brasanac Tuvo una doble ocasión al final y pudo sentenciar el encuentro