El gen ganador
Carlos Sainz, padre e hijo, protagonizan con buenas noticias el año 2020. El Premio Princesa de Asturias para el bicampeón español pone la guinda después del Dakar y el fichaje por Ferrari, pero no ha sido un camino de rosas para dos pilotos que comparten nombre y método de trabajo.
No es exagerado afirmar que entre las pocas alegrías deportivas que ha traído 2020, el apellido Sainz ha protagonizado un buen puñado. En enero, Carlos padre ganó el Dakar en Arabia Saudí con una exhibición de ritmo, en una de las ediciones con mayor velocidad media que se recuerda, frente a Al Attiyah y Peterhansel. Durante el confinamiento, fue proclamado mejor piloto de rallys de la historia, galardón escogido por aficionados y periodistas expertos. Esta semana fue reconocido con el Premio Princesa de Asturias de los Deportes. Y Carlos hijo cerró en mayo su fichaje por Ferrari para las próximas dos temporadas revolucionando el universo F1.
Los éxitos recientes se explican mejor en su contexto y junto a quienes formaron parte de él. Al bicampeón español, el desierto le ha devuelto en las últimas visitas la fortuna que le debía. Su segundo Touareg, logrado con Peugeot, es el que más se hizo esperar. “Carlos nos aportó muchísimo, nos hizo ganar años con su experiencia”, decía Bruno Famin, entonces director deportivo del fabricante, que describió aquella edición como “un Dakar de antología”.
Cuando llegó después a Mini X-Raid se encontró un buggy a medio terminar que le hizo sudar y sufrir en 2019. Sven Quandt, responsable del bloque, aseguraba en una entrevista anterior que “trabajar con Carlos es algo precioso que comprobé la primera vez que se subió al coche, cuando lo hizo un segundo más rápido modificando sólo la suspensión”. Dedicó dos años a reforzar el JCW Buggy para hacerlo campeón en Arabia el pasado enero, con 57 años (cumplió 58 en abril), estirando su propio récord de longevidad y venciendo con un tercer fabricante (en 2010 ganó con Volkswagen). Pero esa forma de trabajar ha sido una constante desde sus inicios en los rallys y sus Mundiales hace tres décadas con Toyota (1990 y 1992).
WRC Carlos padre también fue designado mejor piloto de la historia de rallys
De la victoria en el Dakar al Princesa de Asturias pasando por el fichaje por Ferrari: el 2020 trae éxitos a los Sainz
Casta. Y de casta le viene al galgo. Carletes, o Sainz Jr, es desde hace tiempo Carlos Sainz, sin diminutivos. Con 24 años se ha labrado su propio éxito en la élite del automovilismo y supera la centena de grandes premios. En su fichaje por la mejor escudería de todos los tiempos, “el Real Madrid de la F1”, puntualizan desde su entorno, ha tenido mucho que ver cómo se sobrepuso a las circunstancias durante la pasada temporada: se quedó fuera de Red Bull y Renault y encontró un volante en McLaren, apuesta arriesgada para ambos, que se saldó con la mejor campaña de su vida, sexto del Mundial y podio en Brasil. “Claramente el mejor del resto”, describía Horner, jefe del equipo energético. Opina Helmut Marko que “Carlos beneficiará a Ferrari”.
En McLaren, quienes trabajan día a día con Sainz tienen sentimientos encontrados, “muy felices por él pero tristes por su marcha”. Ha echado horas en Woking, se mudó a pocos kilómetros de la fábrica para poder colaborar de primera mano en el desarrollo aerodinámico del monoplaza. A Tom Stallard, su ingeniero de carrera le “impresionó desde el primer día que tiene un conocimiento técnico bastante bueno y quiere desarrollar el coche en primera persona”. Para Andreas Seidl, team principal, “Carlos es impresionante cuando habla en las reuniones, parece un ingeniero, y además es muy rápido”.
Un Sainz está inevitablemente ante los últimos grandes retos su carrera y el otro, a punto de iniciar la etapa de su plenitud, pero no es casualidad que quienes les rodean aprecien el mismo espíritu de trabajo. Comparten nombre, pasión por las carreras y el gen ganador.
McLaren “Felices por Sainz, pero tristes” con su marcha rumbo a Maranello