AS (Valencia)

Fenómeno Vildoza

El base argentino, MVP de la final, da la Liga al Baskonia diez años después con una canasta a falta de tres segundos

- RICARDO GONZÁLEZ

Del milagro de San Emeterio, y aquel 2+1 genial para tumbar al entonces campeón de Europa, al milagro de ayer de Vildoza, que después de la canasta ganadora soltaba a lágrima viva todo el sufrimient­o acumulado en estos meses para regresar de una complicada lesión en el hombro derecho. Un tipo especial, alegre y con un talento fuera de lo común, y una reentrada a lo grande en el planeta ACB para devolver al trono al Baskonia diez años después. De 2010 a 2020, con el común denominado­r de Dusko Ivanovic en el banquillo, que desembarcó en Vitoria el pasado 24 de diciembre en el trineo de Papa Noel. Un regalo mágico para la afición alavesa, volvía el técnico fetiche del presidente, Josean Querejeta, que repetía en plena celebració­n aquello de que “Dusko es el ADN del club”.

La liga de Mirotic la ganó Luca Vildoza, la cuarta del Baskonia, que se coló por la gatera de los pronóstico­s. El MVP (base de 1,91 m y 24 años) es otra joya de la inagotable cantera argentina, digno heredero en el galardón de su amigo Campazzo. Anotó la canasta triunfal a falta de 3 segundos tras ejecutar una magnífica puerta atrás frente a Heurtel, que leyó muy bien Polonara. El italiano había entrado a pista forzado por los árbitros (y el reglamento, claro). Janning, el tirador, era arrastrado al banquillo a falta de diez segundos con sangre en un dedo.

Con el 67-69, tiempo muerto de Pesic. Restaba una bala, el balón fue a Higgins porque Mirotic andaba eliminado con cinco faltas desde el minuto 35. El americano, en la esquina tras forcejear con Shields, marró el triple de la gloria. Esta amarraba con todos sus brazos a Vildoza, autor de 17 puntos (20 de valoración). El Barcelona era hasta ayer el equipo que se había merecido la Liga más excepciona­l de siempre, marcada hasta el extremo por la pandemia, pero falló en el decimocuar­to día, en el tramo vital de la final. En Can Barça siguen en el túnel más largo de su historia moderna, seis temporadas sin título, desde 2014, después de 41 fichajes, cuatro entrenador­es diferentes y tres directores deportivos. El pasado verano se redobló la apuesta económica, pero no caen los frutos. La copa la abraza a estas horas Ivanovic, que no quiso seguir el consejo de Pesic en la previa: “Tócala porque… luego no se sabe”.

La final fue una exhibición física y defensiva. A igualdad de actitud, decantó la balanza la aptitud, el talento. Pudo ser el de Heurtel (21 puntos), magnífico e incisivo tras casi una campaña en blanco, rescatador profesiona­l, o el de Higgins o el de Kuric, o todos juntos, pero fue el de Vildoza. En el duelo estelar, Mirotic y Shengelia se anulaban, aunque el georgiano sí aguantó en pie. Al último cuarto se llegó con una tensión in crescendo hasta volverse casi insoportab­le. Las gargantas se secaban y las ideas se nublaban. Polonara hacía pareja interior con Shengelia y funcionaba: 64-67. El georgiano estaba derrengado y a la vez no paraba de luchar. El Barça se escabulló del jaque mate y Oriola igualó a 67. Restaban diez segundos, el resto es historia viva de nuestra Liga. Una imborrable, la que ha escrito Vildoza de su puño y letra, un fenómeno.

Duelo Shengelia anuló a Mirotic, que acabó eliminado en el minuto 35

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Smits, Mirotic y Tomic, tristes tras la derrota en la final, mientras que en las calles de Vitoria celebran una Liga que Shengelia levanta delante de sus compañeros.

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