AS (Valencia)

Una Liga a la

Dos goles de Benzema le dieron el 34º título al Madrid ● Zidane sumó su undécimo trofeo

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Dos Ligas, tres Champions, once títulos. Ya no es flor, sino flora y fauna. Zidane ha ido dos veces del Madrid al cielo, desde el campo y desde el banquillo. Es, pues, leyenda al cuadrado. Sus tres Copas de Europa como entrenador le dieron el título de excelencia. Las dos Ligas, la legión de honor, que tiene en mayor estima porque habla de constancia, insistenci­a, sacrificio y fortaleza de ánimo y de piernas en las cuatro estaciones del año. Incluso en cinco, como en este torneo que ocupó dos veranos por causas ajenas a su voluntad.

En el Di Stéfano el Madrid alzó los brazos tras este esprint de 35 días que le ha llevado a reconquist­ar el título tres años después. Diez triunfos seguidos saliendo como un proyectil desde el confinamie­nto con una plantilla muy poco renovada, desprovist­a en cierto modo de algunas de sus figuras por las lesiones (Hazard) o por omisión de socorro (Bale, James...), pero fortalecid­a por la ambición de sus clásicos (Ramos y Benzema, fundamenta­lmente). Es también el primer ‘major’ sin Cristiano y los 40 goles que traía bajo el brazo. Y con mérito repartido entre veteranos y noveles, entre jugadores que ya estuvieron en dos guerras mundiales y el baby-boom impulsado por Florentino al ver como se disparatab­a el mercado.

La penúltima estación le midió con un rival afeitado, sin Albiol, Alberto Moreno, Iborra o Cazorla de salida, reservados todos para el domingo, en su final ante el Eibar. Calleja hizo algún recorte ofensivo al meter un lateral (Rubén Peña) por delante de otro (Mario) y llevando a Chukwueze como segundo punta. Zidane, en cambio, quiso a Hazard para el gran día. Es difícil privar a jugadores de ese tonelaje de los partidos de la verdad. El belga indagó en posiciones interiores para abrirle un corredor a Mendy, el torbellino que viene. Pero el trampolín del Madrid, como en las dos últimas semanas, fue Modric, centrocamp­ista inagotable, Balón de Oro anteayer. Un jugador de altísima costura que le ha puesto cabeza a estos años de eurogloria. Sobre el principio de autoridad de Modric, en su versión sinfónica, construyó el Madrid el partido. Fue un dominio con red, sin agobiar demasiado pero sin concederle nada al Villarreal, un equipo tan bonito como bueno, de esos con los que se ensaña el fútbol porque van por la vida y por la Liga sin escolta.

Le pasó al filo de la media hora. El Madrid iba y venía, amagando, tirando de lejos, esperando su momento, y se lo brindó Chakla, con

 ??  ?? Los jugadores del Real Madrid, con Zidane en el centro del grupo, se abrazan alborozado­s en el Di Stéfano con el trofeo de la Liga 34.
Los jugadores del Real Madrid, con Zidane en el centro del grupo, se abrazan alborozado­s en el Di Stéfano con el trofeo de la Liga 34.

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